El crecimiento de la formación que lidera Santiago Abascal, pasando del 0,2% de los votos en las elecciones generales de 2016 al 3% actual, se debe principalmente al trasvase de votos del PP
IVÁN GIL. EL CONFIDENCIAL.- De la lucha contra el independentismo y la inmigración al Congreso. Voxdejaría de ser una fuerza extraparlamentaria en las próximas elecciones generales. La formación más a la derecha del panorama político nacional supera la barrera del 3%. Incluso podría aspirar a irrumpir en algún parlamento autonómico —véase Asamblea de Madrid—, aunque el sistema electoral de las elecciones europeas, con circunscripción única, allana más el camino a los de Santiago Abascal para hacerse con varios asientos en Bruselas.
La irrupción de Vox en un Parlamento ya de por sí fragmentado, tras la llegada de nuevos partidos que rondan la barrera del 20% pero adaptándose lentamente a la cultura del multipartidismo, es una de las principales sorpresas de la tercera oleada del PanelConfidencial elaborado por IMOP Insights para este periódico. El bipartidismo es cosa del pasado, pero asoman síntomas también de una fragmentación en la derecha y el centro-derecha, que durante décadas hegemonizaron los populares bajo diferentes siglas (desde Alianza Popular hasta PP).
El crecimiento de la formación que lidera Santiago Abascal, pasando del 0,2% de los votos en las elecciones generales de 2016 al 3% actual, se debe principalmente al trasvase de votos que obtiene del PP. Hasta medio millón de votantes de los populares se decantarían ahora por apoyar a Vox. España dejaría así de ser una de las pocas excepciones en Europa sin formaciones de este corte ideológico en sus parlamentos, puesto que el espejo en el que se mira Vox es Alternativa para Alemania (AfD) y el Partido Popular Austríaco (ÖVP) de Sebastian Kurz. Dos formaciones que, para la mayoría de analistas, tienen tintes xenófobos.
El crecimiento de Vox está siendo exponencial en las oleadas del PanelConfidencial, que se publican cada tres meses y consultando siempre a los mismos encuestados, lo que le otorga un valor extra a la muestra y da cuenta de la evolución y dinámicas de cambio de voto. En la primera oleada, la intención directa de voto a Vox se reducía al 0,6% de los electores, en la segunda se situó en el 1% y en esta tercera en el 2,6%. Cifras que repuntan ligeramente al añadir la simpatía a la intención directa de voto. El Partido animalista Pacma es otra de las fuerzas extraparlamentarias que más crecen, aunque apenas obtiene dos décimas más que en las anteriores elecciones, colocándose en un 2,1%.
Los microdatos del panel muestran que el perfil prototipo del votante de Vox es el de un hombre de mediana edad, trabajador, con estudios universitarios y urbano, además de haber votado mayoritariamente al PP en los anteriores comicios y, en mucha menor medida, a Ciudadanos, aunque su incidencia en los mayores de 65 años no es menor. El electorado femenino es uno de sus puntos débiles, al cosechar casi el doble de votos entre los hombres que entre las mujeres.
El PP es por tanto el principal caladero de votos de esta formación, lo que complementa con una crisis de liderazgo de Pablo Casado entre sus votantes, quienes le dan una puntuación todavía menor de la que tenía Mariano Rajoy y un nada desdeñable 11,6% se decantan por la opción «otros» cuando se les pregunta cuál de los cuatro principales líderes políticos está más capacitado para gobernar. Un punto más que cuando les pregunta por cuál de los cuatro inspira más confianza.
En la estrategia electoral de Vox participará el que fuera gurú de Donald Trump y fundador de la denominada ‘alt-right’, Steve Bannon. «La idea es que participe en la elaboración de la estrategia electoral del partido, que nos ayude a elaborar los mensajes de cara a los próximos comicios europeos», explicaba a este diario el máximo dirigente de VOX, Santiago Abascal, quien sacaba pecho de que haya encuestas que den a su formación dos escaños en la cámara comunitaria. La intención también es que Bannon ayude a divulgar «la realidad» del separatismo catalán, que a su juicio se está entendiendo mal en el resto del mundo, dado que hay incluso políticos de otros países que se hacen eco de los mensajes que lanzan los nacionalistas sobre esas supuestas agresiones policiales.