Unos 2.100 aficionados acompañarán al equipo ruso este jueves en el partido de la Europa League que les enfrenta al Athletic. De ellos, hasta 800 podrían ser radicales
JON GARAY. EL CORREO.- «No vienen a pegar a la afición del Athletic, vienen a pegarnos a nosotros», dice un ertzaina sobre el estado de alerta en que se halla la Policía vasca ante la llegada de los ultras del Spartak de Moscú de cara al partido del jueves de la Europa League. Se espera a unos 2.100 seguidores, de los cuales 800 serían radicales. La alarma está justificada. Desde que en la Eurocopa de 2016 protagonizaran una batalla campal de tres días con los hooligans ingleses en Marsella, los rusos son los aficionados más temidos en Europa. Si antes eran los hooligans los que causaban el pánico, estos son los que pegan a los británicos.
Dentro de los radicales del Spartak destacan dos grupos: Gladiators Firm`96 y Fratria. Los primeros describen con precisión el perfil del ultra ruso. Nacieron en 1996 como una escisión de ‘Flint’s Crew’, el primer grupo oficial de radicales del club. La causa, precisamente el ‘estilo inglés’ de estos. «Queríamos mezclar los estilos de Italia, los Balcanes y Rusia», reconocía en una entrevista su entonces líder, de nombre significativo: Vasily ‘el asesino’. Los segundos tienen su origen en 2005 y es el grupo más numeroso y organizado, y conocido por el uso de bengalas en los estadios y por sus mosaicos con mensajes del tipo ‘Ganar o morir’. Cuentan con unos 10.000 miembros. Ambos estuvieron presentes en la batalla de Marsella. Allí mostraron precisamente que el fenómeno ultra había pasado a una nueva era.
«Ratas de gimnasio» y expertos en lucha
Frente al hooligang inglés, estos son «ratas de gimnasio» a las que no les gustan «ni el alcohol ni las drogas», según Elena Bykova, productora de la película ‘Okolofutbol’ (2013), inspirada en la vida de un ultra moscovita. Además son expertos en Artes Marciales Mixtas, un deporte con gran seguimiento en Rusia, incluido el propio presidente Putin. «Son diferentes, casi paramilitares, están bien entrenados para operaciones ultra violentas y muy rápidas», confirmó la Fiscalía de Marsella tras los incidentes. Una de sus prácticas habituales son las peleas en los bosques, un ‘entrenamiento’ tomado de los polacos. Pueden darse una vez a la semana y solo se pueden usar los puños, nada de armas blancas o de fuego. Quienes destaquen en la refriega, son ‘promocionados’. En resumen, son casi profesionales curtidos en peleas que pueden implicar a mil contendientes por bando, como ocurrió en 1998 en un enfrentamiento con los ultras del CSKA. Por supuesto, suelen grabar estas batallas, de las que se lleva un cómputo histórico. Se puede ganar, perder o empatar.
Otras de sus características es que no suele emprenderla contra los aficionados ‘comunes’ del conjunto rival. Prefieren la pelea con los ultras y no rehuyen, todo lo contrario, a las fuerzas de seguridad. Acostumbrados a los despliegues policiales de un derbi en Moscú con el CSKA, que puede desplegar entre 10.000 y 15.000 policías (un Real Madrid-Barcelona suele movilizar algo más de un millar y otro tanto de seguridad privada), sus viajes por Europa, por fuerza, les resultan más cómodos.
Ultranacionalistas, racistas y xenófobos
Ideológicamente son ultranacionalistas, racistas y xenófobos. El club ha sido sancionado por los gritos de sus radicales incluso en un partido de juveniles: llamaron «mono» al jugador holandés del Liverpool, Bobby Adekanye, de origen nigeriano, en la Youth League. El mes pasado, en su cuenta de Twitter, el club ‘colgó’ un mensaje que suscitó no poca polémica: «Miren cómo los chocolates se derriten al sol», decía mientras ilustraba una foto de tres de sus jugadores brasileños durante un entrenamiento en Dubái.
Bilbao tiene experiencia con aficiones violentas. En 2012 recibió a los seguidores de otro equipo ruso, el Lokomotiv de Moscú. Cinco hinchas rusos resultaron heridos el día previo. Ya el día del partido, tres fueron detenidos y cuatro policías resultaron contusionados. El detonante entonces fueron seguidores del Athletic, según la Ertzaintza. Más recientemente, en marzo de 2016, 300 ultras del Olympique de Marsella protagonizaron graves disturbios en el corazón de la villa. Ahora llega el Spartak tras dejar su impronta en Sevilla hace unos meses. «¿Qué se puede hacer con un tío de 90 kilos experto en artes marciales?», se pregunta otro ertzaina con la vista puesta ya en el jueves.