Las denuncias a la Línea 144 desde la Provincia de Buenos Aires aumentaron un 60%. Ocho de cada diez llamados son de mujeres que sufren violencia en el hogar y el peligro se incrementa por el encierro. El femicidio de Cristina Iglesias y su hija Ada conmueve y generó la convocatoria a un ruidazo hoy a las 18. Se registraron seis femicidios desde el comienzo del aislamiento social obligatorio. Hay 120 refugios en todo el país que pueden albergar a las víctimas. El macrismo incumplió su promesa de construir 36 hogares en su gestión y empezó 3 que no están terminados
LUCIANA PEKER. INFOBAE.– El femicidio de Cristina Iglesias y su hija Ada, de 7 años, en Monte Chingolo conmueve y alerta. La cuarentena agrava la violencia de género y puede aumentar los asesinatos de mujeres que no puedan salir de sus hogares, no tengan donde ir, vean cortadas sus redes familiares y sociales o sean retadas por salir a la calle -aunque si tienen que denunciar o pedir ayuda pueden hacerlo porque se trata de una razón de “fuerza mayor”-.
Desde que empezó el aislamiento social obligatorio por la cuarentena para prevenir y disminuir los efectos del Coronavirus se registaron seis femicidios. En el conteo del Observatorio “Ahora que sí nos ven” se registran los asesinatos desde el 20 al 29 de marzo (que se cometieron en esas fechas) y sin incluir tres casos que todavía no están confirmados como femicidios (porque se trataría de suicidios o muertes en ocasión de robo) en Santa Fe, Salta y Río Negro.
La desaparición de Cristina había sido denunciada por su hija mayor,Dolores, porque le contestaban el teléfono (solo por escrito) pero no del modo habitual (de audios y videollamados) y alertada en redes sociales por su hermano Fernando Iglesias (entrenador de handball de Vélez) que pidió ayuda desesperadamente. Dolores fue a la casa de su mamá y se encontró con Abel Romero que convivía con ella desde hacía poco tiempo e iba a pasar, supuestamente, la cuarentena con ella. Los perros de la policía encontraron los cadáveres en la casa.Fe.Me.Bal.@femebal
Acompañamos a Fernando Iglesias y a su familia en este difícil momento y nos sumamos al pedido de #justicia por Cristina y Ada#niunamenos
Por ella y por Claudia Repetto -que fue asesinada en Mar del Plata por su pareja el 1 de marzo pero que su cadáver se encontró el sábado 28 de marzo enterrado en la zona de los acantilados- Ni Una Menos, La Revuelta, CTA autónoma, La Campaña contra las Violencias y otros colectivos feministas convocan a un ruidazo hoy a las 18 horas.
El comunicado de Ni Una Menos llama a un ruidazo y a colgar pañuelos y banderas verdes en balcones y terrazas: “Por Cristina Iglesias y su hija de siete años, asesinadas por Abel Romero en Monte Chingolo. Por Claudia Repetto, asesinada por Ricardo Rodríguez en Mar del Plata. Por quienes se ven obligadas a cumplir cuarentena con un violento. Los femicidios no se detienen en cuarentena, nuestra rabia tampoco”.
En Bariloche también fue encontrado el cuerpo de Haydé Salazar, el 28 de marzo, en la zona de la barda del arroyo Ñireco. Ella había desaparecido el 22 de marzo (en el contexto de aislamiento social obligatorio) y dos días después su familia informó la desaparición. La fiscal Betiana Cendón investigó la causa con la hipótesis de violencia de género e interrogó a sus ex parejas, pero la encontraron ahorcada con un pedazo de tela y creen que podría haberse quitado la vida.
Más pedidos de ayuda
“Estos días estalla la demanda”, subraya Estela Díaz, Ministra de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la Provincia de Buenos Aires. Y señala que los pedidos de ayuda en casos de violencia de género a la Línea 144 en territorio bonaerense aumentaron un 60 por ciento del 20 al 26 de marzo.
En territorio bonaerense solo hay 2 hogares a cargo del gobierno provincial. Pero alrededor de 56 dependientes de cada municipio. En algunos casos las condiciones de hábitat y de recursos son muy buenas y, en otras,, los lugares están muy deteriorados y brindan una atención deficitaria.
En todo el país hay 120 refugios o establecimientos que pueden albergar mujeres víctimas de violencia y que dependen de las provincias, los municipios u Organizaciones No Gubernamentales (ONG).
El aislamiento es necesario para la salud pero peligroso para las víctimas de violencia de género. En la cuarentena obligatoria aumenta el riesgo para las mujeres que sufren violencia. Pero además se dificultan sus posibilidades de denunciar y el acceso a redes laborales, comunitarias, familiares y amistosas que puedan ayudarlas.
Por eso, los refugios para que puedan ir a vivir (que habitualmente tienen que ser un recurso extremo para que no sean las víctimas las que terminen encerradas y los violentos libres) se hacen imprescindibles.
El efecto Coronavirus demuestra que, si bien no pueden ser la única política pública, los hogares para que vivan mujeres y trans y sus hijos e hijas son insuficientes. Y que, si la situación se extiende, hay que generar espacios de emergencia para que ninguna víctima corra riesgo de vida, sea violada o maltratada mientras dura la emergencia sanitaria.
También se debe exceptuar a las víctimas de violencia de género de la imposibilidad de circular para que no tengan miedo de salir de sus casas, ir a denunciar, pedir ayuda por el temor a ser detenidas por infringir la cuarentena. Y las fuerzas de seguridad deben estar alertadas que no coarten a una mujer que necesita salir de un lugar de riesgo.
Los hogares tienen que ser un recurso de extrema necesidad y cuando ya no hay otras alternativa. Las victimas siempre pueden quedarse en sus casas (aunque sean propiedad del maltratador) que debe ser excluido del hogar o encontrar redes familiares y comunitarias que no las institucionalicen. “Siempre se apunta a la red personal, familiar, comunitaria que pueda acompañar antes que ir a un hogar. Pero estos días se aceleraron casos muy fuertes”, apunta Díaz.
No son para quedarse en la violencia, son para salir
En otro momento los hogares eran para madres solteras, mujeres en situación de vulnerabilidad y dependían del Estado o de Organizaciones No Gubernamentales, pero como un acto de caridad y sin un enfoque interdisciplinario para atender la violencia de género y empoderar a las mujeres a apelar a sus aptitudes personales y laborales.
Por eso, el encierro de las víctimas no es la mejor opción. Pero el resguardo ante el peligro tiene que ser una posibilidad y cuando mudarse, estar en lugares con mucha gente, volver a la provincia de origen o viajar se prohíbe o complica por los efectos del Coronavirus un techo seguro es imprescindible. Si hay que convivir y no se puede circular por la calle las mujeres que sufren violencia no se pueden quedar encerradas.
Se necesitan más hogares para que el hogar no sea una trampa
En la gestión del ex Consejo Nacional de las Mujeres (CNM) dependiente del Ministerio de Desarrollo Social, durante el kirchnerismo, pre Ni Una Menos (la movilización del 3 de junio del 2015 que visibilizó masivamente la lucha contra la violencia de género) se construyeron o ampliaron Hogares de Protección Integral (HPI) en Buenos Aires, Entre Ríos, Neuquén, Río Negro, Mendoza, La Rioja, Jujuy, Santiago del Estero, Corrientes, San Luis, Tucumán y Salta, según información oficial.
En la gestión de Mauricio Macri el (ex) Consejo Nacional de las Mujeres (ahora Ministerio) presentó el Plan de Acción contra la Violencia. En el documento se comprometían a construir una red de hogares que funcionen, de manera coordinada, como una verdadera red de contención en todo el país. Hoy serían imprescindibles frente a la necesidad de permanecer bajo un techo seguro. Pero no están.
No es lo mismo que haya algunos hogares a que la Argentina cuente con una red de refugios que den una respuesta efectiva y real a las mujeres que hoy necesitan pasar la cuarentena sin compartir la cama, el aire y las 24 horas con su maltratador, golpeador o violador.
El Concejo Nacional de las Mujeres presentó, el 26 de julio del 2016, el Plan Nacional de Acción contra la Violencia -para llevar adelante del 2017 y el 2019- con un presupuesto de 750 millones de pesos. Allí asumían que durante el kirchnerismo se habían comenzado a construir nueve hogares y prometían que en el 2016 (hace cuatro años) esos hogares iban a estar terminados para poder utilizarse.
En la práctica se concluyeron nueve hogares en Jujuy, Salta, Santiago del Estero, Corrientes, San Luis, Buenos Aires y Mendoza. Las obras habían sido iniciadas con aportes previos al 2015 (en la presidencia de Cristina Kirchner) y con fondos de los estados provinciales o municipales en la etapa final de los proyectos.
El macrismo se comprometió a construir 36 hogares y no cumplió
Además el Plan de Acción contra la Violencia se comprometía a que se abran treinta y seis hogares en todo el país. Hoy, cuando más se necesitan, no están. La cuarentena obligatoria muestra que la falta de políticas públicas reales deja a las mujeres a la intemperie si necesitan irse de sus hogares, están en la calle o no tienen otro lugar que las resguarde.
Las deudas pendientes no son solo metafóricas, sino de ladrillos, que hoy dejan desamparadas a muchas víctimas. No alcanza con marcar un teléfono de ayuda, sino hay lugares a donde poder irse para no soportar los gritos, cachetazos, controles, robos o contactos sexuales forzados.
“El ex Instituto Nacional de las Mujeres (INAM) se comprometió a construir 36 HPI. La construcción se gestionó desde el Ministerio del Interior y Obras Públicas. Sin embargo, solo se inició la construcción de tres, todos ellos en la provincia de Buenos Aires (Junín, Quilmes y La Plata)”, informan desde el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación.
Las paredes a medias no cubren de una tragedia. Y menos de una pandemia. Hasta el 10 de diciembre de 2019 el hogar de Junín contaba con un 68,30 por ciento de avance de la obra mientras que los de Quilmes y La Plata no llegaban ni a un 3 tres por ciento de la construcción prometida.
Por ahora, hay campañas para que las víctimas de violencia pidan ayuda al 144. “Más allá de la construcción de nuevos espacios o equipamiento tenemos como principal directriz trabajar en una red efectiva de dispositivos territoriales de protección, desde la cual se puedan garantizar a todas las personas en situación de violencia por razones género las herramientas necesarias”, delinean desde el Ministerio.
“El objetivo es que tanto los dispositivos municipales, provinciales como nacionales implementen los mismos criterios de intervención”, apuntan.
La cuarentena no puede dejarlas solas
Susana llega a su casa del trabajo y su marido le revisa la cartera, le mira el teléfono, le controla el horario que vuelve del colectivo, la amenaza con matarla si ve que habla con otro hombre. Ella va a trabajar y sus compañeras de escuela la ayudan a hacer la denuncia y a juntar la plata para alquilar otro departamento e irse con su hija. Hoy Susana sigue amenazada por cualquier mueca de risa ante una película o el celular. Pero no se puede ir, ni tiene a quien contarle lo que le pasa. Está en cuarentena.
Valeria cuida a sus cuatro hijos y espera a su pareja para que traiga la plata de los arreglos de electricidad que hace en Pompeya para juntar para la cena. Ella va al almacén y compra unos fideos, leche y galletitas. No tiene ingresos propios además de la AUH. El ahora no sale a trabajar, empezó a tomar y la fuerza a tener sexo cuando ella no quiere y mientras los chicos están despiertos. Hoy Valeria no puede irse porque depende de él y si quiere salir a hacer la denuncia se va a dar cuenta. Está en cuarentena.
Mariela es moza de un restaurante que cerró por cuarentena y vivía en lo de su mamá en Almirante Brown. El restaurante bajó las persianas hasta que se levante el aislamiento social y su novio le dijo que se vaya a vivir con él para no extrañarla. Ella se ilusionó con cocinar juntos y ver la tele en medio de este paréntesis a la vida normal. Pero él la empezó a obligar a tener relaciones de formas que no le gustan y a gritarle si duerme o hace una videollamada con sus amigas. Él le dice que no hable con nadie y que no puede salir porque la va a agarrar la policía. Está en cuarentena.
Las llamadas se dispararon desde la cuarentena para evitar la propagación del Coronavirus. Pero los factores de riesgo se pueden ver con los pedidos de ayuda al 144 entre enero, febrero y el 1 al 15 de marzo.
En la Provincia de Buenos Aires hubo en dos meses y medio 5.567 llamadas al 144 por casos de violencia de género. Las localidades con más demanda de ayuda son La Matanza, La Plata, General Pueyrredón, Moreno, Almirante Brown, Lomas de Zamora, Florencio Varela, Merlo, Quilmes, Lanús y Malvinas Argentinas. Un dato preocupante es que el 82 por ciento de los llamados de este verano son por violencia doméstica. Por lo que si esas mujeres permanecen aisladas con su maltratador están en peligro o sometidas a ser violentadas.
En el 38 por ciento de los casos el agresor es su actual pareja por lo que pueden estar conviviendo bajo el mismo techo y con cuatro llaves en el aislamiento. Otro dato alarmante es que en el 8 por ciento de los casos el violento es el padre, el hermano o el hijo. Y en 4 por ciento otros parientes (pueden ser abuelos, tíos, primos, padrinos, padrastros).
Y en esta etapa de convivencia sin respiro esas amenazas familiares se pueden incrementar. Por eso, la policía debería poder estar capacitada para preguntar -si ve una mujer en la calle- que si no cumple con la cuarentena puede ser porque necesita salir para denunciar o pedir ayuda. También se podría necesitar, especialmente si las medidas de circulación se extienden, que se formen hogares transitorios para resolver situaciones de riesgo en un escenario de excepción por aislamiento social.
Por supuesto las medidas sanitarias para disminuir los efectos de contagio y mortalidad en el contexto de una pandemia son imprescindibles. También hay que tener en cuenta los efectos en la salud de la violencia machista. El 6 por ciento de las bonaerenses que llamaron a la Línea 144 tiene depresión, el 6 por ciento consume ansiolíticos y el 5 por ciento tiene trastornos de sueño.
Entre los factores de riesgo el aislamiento representaba el 14 por ciento de los indicadores que subían las posibilidades que un caso de violencia de género pueda terminar en lesiones o femicidio en la medición que se hizo en enero, febrero y principios de marzo. Pero en una situación de aislamiento social por decreto el problema de que una mujer pueda quedar acorralada y sin salida empeora.
Por eso, hay que tener en cuenta la incidencia para evitar femicidios por efecto de la cuarentena. Hasta ahora el mayor factor de riesgo (62 por ciento) en los casos más graves de violencia de género es la presencia de menores. Los chicos y chicas que escuchan y ven la violencia también son víctimas. Y, en muchos casos, aumentan también los golpes, insultos y abusos sobre niñas y niños.
Entre los llamados a la Línea 144, desde la Provincia de Buenos Aires, se escucharon a 2.353 mujeres amenazadas de muerte y 1.560 que tienen miedo porque el agresor usa o cuenta con un arma de fuego. Y 236 mujeres ya relataron que sufrieron un intento de femicidio.
Hay 156 embarazadas y 157 que viven con ancianos (que son considerados ahora grupo de riesgo) y que no pueden salir especialmente para no contraer Coronavirus. En un 37 por ciento las que llaman al 144 sienten miedo por el consumo de alcohol o drogas de parte de su agresor.
Por eso, permanecer en casa es la medida más saludable -casi la única vacuna social contra el Coronavirus- pero no puede ser peor el remedio que la enfermedad cuando se sufre violencia o, incluso, si los abusos comienzan a partir del encierro y el aislamiento social. Los hogares tienen que ser una opción para las que necesitan salir de sus casas para estar cuidadas.