Se destaca que son extranjeros muchos agresores sexuales, pero se obvia que también lo son muchas de las víctimas
MIGUEL GONZÁLEZ. EL PAÍS.- “Desde que Pedro Sánchez está en el palacio de La Moncloa, las violaciones no han dejado de aumentar de una manera dramática y extranjeros con antecedentes se pasean libremente por nuestras calles mientras las ONG siguen introduciéndolos a mansalva sin ningún tipo de control”. El líder de Vox, Santiago Abascal, volvió a vincular el pasado día 8, en su mitin de Vistalegre (Madrid), los crímenes sexuales con la inmigración. No es la primera vez que lo hacía: ya en el debate televisivo de la campaña electoral del 10-N aseguró que, después de la tristemente famosa Manada de los sanfermines de 2016, “ha habido más de 100 manadas y el 70% de los que están imputados son extranjeros”. Los autores del estudio en el que se basó Abascal para hacer esa afirmación aseguran que sus datos fueron “malinterpretados”, pero eso no desanimó al líder ultra.
Ahora, Abascal puede alegar que, según las estadísticas de Interior, las denuncias por delitos contra la libertad sexual han experimentado un fuerte incremento en España en los dos últimos años: 19,8% en 2018 (en junio llegó Sánchez a La Moncloa); y 11,3% en 2019. Las denuncias por el delito de agresión sexual con penetración (el tipo más grave de violación) crecieron un 22,5% en 2018 y un 10,5% al año siguiente. Pero la línea ascendente, en ambos casos, venía al menos desde 2013 y el año pasado se frenó su ritmo de aumento. Marina Rodríguez Díaz, comisaria del Cuerpo Nacional de Policía y responsable de Estudios de Criminalidad de la Secretaría de Estado de Seguridad, cree que dos factores explican este crecimiento: de un lado, la mayor concienciación de la mujer; de otro, la extensión de tecnologías que facilitan nuevas formas de delincuencia sexual, como el ciberacoso. “Ha descendido el umbral de tolerancia ante esas conductas y las víctimas denuncian más, como demuestra que el delito que más crece sea el de abuso sexual [100% desde 2013]. Lo mismo pasa con la violencia de género”, explica esta experta.
Para la comisaria Rodríguez, el aumento de las denuncias también refleja un más fácil acceso a la policía y una mayor confianza en las instituciones. Hay motivo, pues los delitos contra la libertad sexual tienen una tasa muy alta de esclarecimiento: el 80% de las denuncias; y el 90% en casos de violación. “Sería más preocupante que las denuncias subieran y no fuéramos capaces de esclarecerlas”, alega.
Pese a este aumento, la tasa de criminalidad sexual en España está en la banda baja de la Unión Europea. Según datos de Eurostat de 2017 (últimos disponibles), la cifra de violaciones en España es de 2,98 por cada 100.000 habitantes, frente a Portugal (3,96), Alemania (10,07), Francia (25,17) o Inglaterra y Gales (92,08). Los datos son similares en asaltos sexuales: 17,36 (España), 20,66 (Portugal), 32,12 (Alemania), 37,33 (Francia) o 95,05 (Inglaterra y Gales).
Más problemática es la vinculación que hace Vox entre delitos sexuales e inmigración. Abascal se quejó el 13 de febrero en TVE de que el Gobierno oculta la nacionalidad de los autores de delitos sexuales y sugirió que hay “nacionalidades que tienen una tendencia más acusada” a cometerlos. Sin embargo, los datos que insistentemente reclama Vox son públicos y figuran en el Informe sobre Delitos contra la Libertad e Indemnidad Sexual en España 2018 colgado en la web de Interior. El estudio explica que “el perfil dominante del detenido o investigado por este tipo de delitos es el de hombre, español, de 41 a 64 años”.
Abascal acusa a las feministas de criminalizar al género masculino en su conjunto. Lo cierto es que el 96% de los agresores sexuales son hombres, porcentaje que llega al 99% en las violaciones. No todos los hombres son violadores, pero casi todos los violadores son hombres.
En cambio, Vox culpa de los delitos sexuales a los inmigrantes, aunque solo son responsables del 32,6%. Es un porcentaje alto, no obstante, pues los extranjeros solo representan el 10,7% de la población de España.
Algunos factores matizan, sin embargo, este dato: mientras los españoles son menos que las españolas (48,8%), los extranjeros se reparten al 50% entre ambos sexos. En el colectivo de varones de 20 a 29 años, los extranjeros no son el 10,7% del total sino el 16,1%.
Vox destaca la mayor presencia de extranjeros entre los investigados por delitos sexuales (especialmente algunas nacionalidades, como marroquíes, 6,7%; o rumanos, 3,6%), pero pasa por alto que también las inmigrantes están sobrerrepresentadas entre las víctimas. El 22,5% de las damnificadas son extranjeras, cuando solo suponen el 10,4% de la población femenina. Al menos una de cada tres mujeres de 18 a 40 años que sufre una agresión sexual es inmigrante. Y de nuevo las nacionalidades que destacan son marroquíes (2,3%) y rumanas (2,1%), que solo suponen el 1,7% y el 1,4% de la población, respectivamente.
La comisaria Rodríguez cree que las inmigrantes que sufren delitos sexuales son muchas más de las que denuncian pues, por razones culturales y sociales, su umbral de tolerancia es mayor. Además, si son irregulares, temen ser expulsadas si van a la policía. Al contrario que en los casos de violencia de género, la denuncia de una violación no paraliza la expulsión de la víctima.