En una entrevista con el diario alemán Bild, el primer ministro húngaro ha justificado su negativa a acoger a las personas que buscan asilo alegando que su Gobierno los considera «invasores» y no «refugiados». «Son inmigrantes económicos que sencillamente quieren una vida mejor», agrega el dirigente nacionalista
EFE.- El primer ministro húngaro, el nacionalista Viktor Orban, ha asegurado, en una entrevista que publica este lunes el diario alemán Bild, que su Gobierno y él no ven a los musulmanes que llegan huyendo a Europa como refugiados sino como «invasores».
«No consideramos a esa gente como refugiados sino como invasores musulmanes», responde Orban a una pregunta acerca de por qué Hungría se niega a recibir a las personas que buscan protección.
Orban agrega que para llegar a Hungría desde Siria la gente tiene que atravesar cuatro países que «no son tan ricos como Alemania pero son estables». «Ya en ese recorrido no están luchando por su vida. Con ello se muestra que son inmigrantes económicos que sencillamente quieren una vida mejor», considera.
Orban insiste en que Hungría «tiene derecho a negarse a recibir musulmanes» y reitera su rechazo al multiculturalismo del que dijo que «no es más que una ilusión».
«Creemos que un alto número de musulmanes lleva a la formación de sociedades paralelas porque la sociedad cristiana y la sociedad musulmana nunca se unirán», opina. «El multiculturalismo es solo una ilusión. No queremos algo así», concluye el dirigente conservador.
No son las primeras declaraciones polémicas del primer ministro de Hungría, quien ha construido vallas en sus fronteras con Serbia y Croacia para frenar la llegada de solicitantes de asilo y ha mostrado en varias ocasiones su rechazo categórico al sistema de reubicación de refugiados de la UE, que establece cuotas obligatorias del número de demandantes de asilo para todos los socios.
«La política de inmigración de la UE no funciona, es un fracaso. La gente europea no quiere inmigración, a pesar de que algunos políticos europeos tratan de imponerla», afirmó Orbán el pasado 3 de enero tras entrevistarse con su homólogo y aliado polaco, Mateusz Morawiecki. En aquella ocasión, Orban abogó por «una Europa europea, que conserva la cultura cristiana». Sus medidas y su discurso antiinmigración han desatado en los últimos años un aluvión de críticas por parte de las ONG especializadas en derechos humanos.