La primera nave italiana puesta en marcha por la sociedad civil ha partido desde Sicilia para «monitorear, denunciar y presenciar la dramática situación que viven diariamente» quienes se juegan la vida en el Mediterráneo. Aunque su objetivo es la denuncia, los organizadores aseguran estar «preparados» si se encuentran a personas en peligro en el mar. Se sumarán al velero Astral, de la ONG catalana Proactiva Open Arms, que ya se encuentra en el Mediterráneo en misión de observación
DESALAMBRE. ELDIARIO.ES.- Un nuevo barco con bandera italiana, el remolcador Mare Jonio, ha partido en la noche de este miércoles de las costas sicilianas rumbo al Mediterráneo central con el objetivo de «monitorizar, denunciar y presenciar la dramática situación que viven diariamente» quienes se juegan la vida en el mar para llegar a Europa.
«Las mujeres, los hombres y los niños que se enfrentan a enormes peligros por la ausencia de ayuda, en silencio y ante la indiferencia cómplice de los Gobiernos italiano y europeos», sostienen los responsables de la iniciativa en un comunicado conjunto.
La misión, la primera organizada íntegramente en Italia, se llamará Mediterranea y aunque su objetivo es la denuncia, los organizadores aseguran estar «preparados si nos encontramos en situaciones que requieren nuestra ayuda». «Mediterranea es un buque de 37 metros equipado para rescatar, si es necesario, a cualquiera que esté en riesgo de morir en el mar», han precisado los impulsores. La tripulación está formada por 11 personas y también incluye un equipo de rescate, detallan. Asimismo, viajan a bordo una delegación de periodistas, el diputado de la izquierda italiana Erasmo Palazzotto y la escritora Elena Cansado.
En su cruzada contra las ONG que socorren a migrantes en el Mediterráneo, el ministro del Interior italiano, el ultraderechista Matteo Salvini, ha insistido en la prohibición de abrir los puertos a los barcos de bandera extranjera, aunque también ha vetado durante días dar puerto seguro a rescatados por barcos italianos, como es el caso del Diciotti, de la propia Guardia Costera italiana, que estuvo días en el mar a la espera de órdenes.
El proyecto ha sido promovido por varias asociaciones y ONG, entre ellas, Arci National, Ya Basta de Bolonia, la ONG Sea-Watch, la revista online I Diavoli y la empresa social Moltivolti de Palermo. La misión ha contado con el apoyo financiero de un grupo de parlamentarios italianos, así como de representantes del mundo de la cultura y la sociedad civil.
«En una situación que es testigo por un lado un drama interminable en el Mar Mediterráneo a pocos kilómetros de nuestras costas y, por otro lado, del desconocimiento de la realidad con el avance agresivo del nacionalismo y el racismo, nuestra elección es activar, comprometernos y actuar», dicen los organizadores. «Es la única opción para aquellos que no se resigna a una Italia y una Europa formada por puertos cerrados, intolerancia e indiferencia cómplice».
Se trata del segundo barco en misión de observación que se encuentra en las aguas que separan Libia e Italia. Desde el pasado sábado, el velero Astral, de la ONG española Proactiva Open Arms, se dirige a las aguas fronterizas para «denunciar la situación de los migrantes a la deriva», señaló la ONG. Fuentes de la organización catalana confirman que trabajarán codo con codo con la nueva operación italiana. En estos momentos, en el Astral viaja la tripulación, formada por cinco personas, y seis profesionales de tres medios de comunicación.
De momento, solo el Astral y el Mediterranea se encuentran en las aguas fronterizas, donde las ONG han encontrado en los últimos meses constantes trabas para seguir adelante con sus misiones de rescate de pateras en peligro en el mar. El Aquarius, de la ONG Sos Méditerranée y Médicos Sin Fronteras, se encuentra desde este jueves atracado en Marsella a la espera de conseguir una bandera con la que poder reanudar su misión después de que Panamá decidiera cancelar el registro del buque.
Al menos 1.259 personas han muerto en su intento de cruzar el Mediterráneo central en lo que va de año, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Las ONG especializadas y Acnur reclaman la puesta en marcha de vías legales y seguras de acceso a los países europeos para que estas personas no se vean obligadas a poner su vida en peligro en el mar.