Los últimos acontecimientos corroboran este hecho. El pasado 9 d’Octubre – Día de la Comunidad Valenciana – un grupo de la extrema derecha salió a las calles, pero no para celebrar la festividad, sino para realizar una ‘contramanifestación’- A golpes, eso sí, como es su modus operandi, aunque variando su tradicional discurso por otro que alberga el anticatalanismo, pues saben que necesitan un toque más emocional para llegar a más gente que comparta su ‘lucha por la unidad de España’.
En una capital – y por ende una comunidad – en la que la derecha ha reinado sobrada durante 25 años, este ‘selecto’ grupo de nostálgicos franquistas y hitlerianos campa a sus anchas. Un clan que siembra con extremo – nunca mejor dicho – mimo su radicalismo en los campos de fútbol taronjas (véase Mestalla con los Yomus).
Este es el verdadero foco de falangistas, fascistas y neonazis en Valencia. Estos incidentes acaecidos durante la festividad de la Comunidad son sólo la punta del iceberg de una dilatada lista de delitos graves e incluso asesinatos que se han saldado con la absolución de los involucrados, como en el caso de la muerte de Guillem Agulló en 1993.
600 agresiones desde 2007
Desde hace una década, sólo en la Comunidad Valenciana se han producido 600 agresiones ultraderechistas. Un gran número de ellas se han mediatizado, pero no todas. Esto denota que hay muchas de ellas que no se denuncian por miedo a posibles represalias y acosos a familiares, como también le ocurrió a la familia de Guillem Agulló.
Esto desemboca en que se generan pocas detenciones e incontables causas abiertas en los juzgados valencianos que concluyen con los agresores de nuevo en las calles y sin ningún tipo de carga judicial tras ellos. Incluso, en ocasiones, son indemnizados por el Estado.
El arsenal del neonazi destruido
Este es el caso de un miembro del Frente Antisistema (FAS) – facción ultraviolenta implicada en la muerte de Agulló e investigada en la Operación Pánzer -. La policía irrumpió en el domicilio del militar José Andrés Orts en septiembre de 2005 y se encontró ante un auténtico arsenal armamentístico: una pistola Walther, dos carabinas, dos rifles, una escopeta… En definitiva, una treintena de armas y munición que fueron destruidas por la policía.
El militar, que pertenecía a la red Pánzer, decidió reclamar una indemnización por la destrucción del materal armamentístico. Y lo consiguió. Fue un año después de que todos ellos quedaran absueltos por la Audiencia Provincial de Valencia. El ‘premio’ fueron 16.000 euros que llegaron al bolsillo del militar.
Una impunidad que permite a estos grupos violentos perpetren sus actos mientras niegan el Holocausto y adoran a su ‘dios’ bajito y con bigote, añorando un desconocido ‘glorioso’ III Reich.
Los políticos no se libran
Y es que la clase política de la ciudad valenciana no se libra. Los que piensan diferente a ellos son su objetivo. Da igual su condición. No importa su oficio. Sólo les importan las ideas, el arma más peligrosa de todas si no se cultiva con sumo cuidado para no desembocar en robots ultraviolentos.
Durante 2016, el alcalde de Valencia lo sufrió en sus propias carnes. Joan Ribó fue objeto de la violencia de la extrema derecha valenciana, incluso amenazas graves por trastocar todo lo que había erigido la hegemonía popular de Rita Barberá. Otro miembro de Compromís sufrió las iras de los que añoran a Franco. Fue un escrache que ofreció en riguroso directo España 2000 a través de su página de Facebook. Mónica Oltra se encontraba en su casa mientras un grupo de encapuchados, liderados por el ‘guía espiritual’ de España 2000 – José Luis Roberto -, se concentraron delante de su domicilio mientras esta se encontraba cenando con sus hijos. Un hecho que, según anuncia la propia vicepresidenta de la Generalitat, va a denunciar.
El hogar de España 2000
Precisamente Valencia es el foco de este partido que ha conseguido algún que otro concejal en localidades pequeñas de España. Es la ciudad que los vio nacer y que les ha visto crecer y propagarse como la peste por doquier. Se caracteriza por su ideología que entronca con la extrema derecha más radical, valga la redundancia.
Han encabezado varias manifestaciones racistas, con la excusa de velar por los intereses de los españoles, que tienen que ir “primero». Además, exigen el cierre de fronteras para impedir que los inmigrantes puedan llegar al país. Incluso el Partido Popular los ha acompañado en alguna manifestación. Más concretamente contra el alcalde de un pueblo valenciano.
Un partido fundado en 2002 que ha crecido en base al odio a los que tienen una ideología diversa y que, como no, alberga a todo tipo de ultra, incluso los que provocaron los ataques durante el 9 d’Octubre.
“Una Transición mal aplicada”
ELPLURAL.COM ha contactado con la Directora General de relaciones con la Unión Europea y el Estado de la Generalitat Valenciana, Daría Terradez. Asegura que esto es “un problema que viene de lejos”, concretamente de la Transición, pues considera que “no está resuelta”.
Declara que “esos discursos del odio se amparan en una libertad de expresión que no tiene en cuenta la jurisprudencia del Tribunal Superior de Derechos Humanos”. También cree que se trata de un problema de educación y la supresión, con la Ley Wert, de “Educación para la Ciudadanía”.
Terradez señala que “se tolera porque lo hemos hecho durante 40 años y hemos entendido mal la libertad de expresión”. Incluso lamenta que estemos dando alas “a partidos nazis y grupos políticos de extrema derecha” porque estas actitudes “no concuerdan con un sistema democrático como el nuestro”.
Los veteranos y el fútbol
Según el presidente del Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, “la ultraderecha en Valencia enraiza con la época de la dictadura y la Transición”. En declaraciones a ELPLURAL.COM, Ibarra asegura que “los veteranos” han reclutado a gente más joven para seguir transmitiendo su mensaje de odio, algo que se relaciona con “los ultras del fútbol”.
Además, señala que Valencia ha sido un foco del ultraderechismo porque allí“han existido partidos políticos de esta índole legalizados” y que se han aprovechado de las circunstancias que han marcado la vida política de España, “como por ejemplo ETA”. “Alimentan sus tesis contra el propio estado de derecho, como están haciendo ahora con Cataluña”, afirma rotundamente Ibarra. Amén de esto, también tiene como objetivo promulgar la catalanofobia.
Sin embargo, cree que ha habido épocas de impunidad y otras que no. La primera se corresponde con principios de los años 90 y ahora “están en una fase de acumulación de fuerzas por esta circunstancia”. Pide al Gobierno y a la Fiscalía actuar con “todos los instrumentos” contra estos grupos, como ha “hecho ahora con las 13 detenciones”, algo que considera “una buena noticia”.