Al regresar de una boda en la que coincidieron como invitados fueron golpeados e insultados por uno de los ocupantes del coche ante la pasividad del otro, que conducía el vehículo
MIGUEL JIMÉNEZ. ELDIARIO.ES.- José y su pareja fueron víctimas el pasado fin de semana de una agresión homófoba. Era la primera vez que les pasaba algo así, reconoce José, con el agravante de que además todo sucedió en un entorno aparentemente seguro. Los hechos se produjeron en la madrugada del viernes al sábado pasado, después de la boda de unos amigos, cuando de regreso a Valencia en el coche de otro invitado al enlace se desencadenaron los acontecimientos -la pareja y sus dos compañeros de viaje se conocieron a raíz de la celebración-.
Así, tal y como relata uno de los agredidos y se recoge en la denuncia policial, todo se precipitó después de que comentaran su condición de pareja gay al hablar los otros dos ocupantes del vehículo de ir «de putas». El copiloto le dijo entonces al que conducía «para el coche que me los cargo», relata José, quien explica que les llamaron: «putos maricones» y «come pollas asquerosos de mierda». Tras parar el coche, el acompañante del conductor sacó a la pareja de José del vehículo y le propinó varios «puñetazos» y «bofetadas» mientras les seguía insultando.
Ante estas agresiones, José y su compañero huyeron corriendo del lugar y, tras darse cuenta de que se habían dejado algunos efectos personales -como uno de los teléfonos móviles- en el coche de sus agresores, llamaron a la novia para comunicarle los hechos, quien «no daba crédito a lo sucedido y se puso muy nerviosa». Al poco, tras recibir una llamada de los recién casados, sus atacantes regresaron y el copiloto, profiriendo más insultos y amenazas, volvió a a agredirles. Finalmente, el conductor les devolvió el teléfono.
Todavía volvieron otra vez a su encuentro, aunque en esta ocasión el que bajó del vehículo fue el conductor, quien les pidió perdón y les propuso volver a por ellos y llevarles a casa después de trasladar a su amigo a Valencia. No obstante, José y su pareja rechazaron el ofrecimiento del piloto, quien, pese a que «en ningún momento» participó en los ataques, tampoco «hizo nada» para evitarlo ni para detener al agresor. Regresaron a casa en taxi y al día siguiente acudieron al centro de salud para que evaluaran las lesiones y a la comisaría de Policía a poner la correspondiente denuncia.
Vivir con miedo
José reconoce que esta situación, totalmente desconocida e inesperada para ambos, pareja desde hace cinco años, les ha dejado en estado de shock y les ha instalado el miedo en el cuerpo: «No habíamos sufrido nunca una situación similar, ni conocíamos ningún caso parecido en nuestro entorno». «Estás de fiesta, de celebración, pasándolo bien, divirtiéndote, y de repente te pasa algo así, que no esperas, y te encuentras abandonado en mitad de una carretera y sólo piensas en salir corriendo», confiesa.
Así pues, decidieron denunciar públicamente lo sucedido -a través del portal Shangay.com, aunque contárselo a su familia y amigos les costó más. «Más allá de los daños físicos que hemos sufrido, que realmente no son de gravedad, son los emocionales, que tardarán tiempo en cicatrizar», reconoce a eldiariocv.es José, al tiempo que comenta cómo sintió miedo, rabia, indefensión, impotencia… «Lo reconozco, vivo con miedo. El otro día, en un centro comercial, quise volver a la oficina por el temor a encontrarme con la persona que nos pegó. Vivimos con ansiedad y tomando diazepam, porque cuesta hasta conciliar el sueño».
Ahora sólo confían en que se haga justicia: «Nos insultaron, nos agredieron, nos amenazaron de muerte, y no quiero que nadie tenga que volver a pasar por algo así. Crees que estas cosas no pasan pero sí, existen».