Fueron golpeadas en lo que consideran un delito de odio
EL MUNDO.- «Nos atacaron, nos dieron puñetazos y patadas, nos mordieron. Todavía tengo pesadillas, tengo miedo de ir en tren al trabajo y a mi familia le da miedo hablar en español en lugares públicos»: Es el testimonio de una mujer de origen hispano e identificada únicamente con el apellido Vasquez, sobre la agresión que sufrió el pasado 15 de febrero en Maverick Square, Boston. Un ataque que atribuye al hecho de que no iban hablando en inglés, sino en su lengua de nacimiento.
La grabación de una cámara seguridad cercana, que ha sido aportada a la investigación, muestra cómo, mientras ella y su hija de 15 años caminan por la noche, una persona se acerca de forma airada y comienza a lanzarles puñetazos. Ante su intento de defenderse, se aproximan más personas que intentan impedir en la pelea y se produce un nuevo forcejeo.
Las dos agredidas necesitaron atención médica. «Mi hija lleva collarín y tiene problemas para dormir», ha explicado Vasquez, que ha denunciado el ataque en los tribunales con el apoyo de ‘Lawyers for Civil Rights’, una asociación que ofrece asesoramiento legal gratuito a las víctimas de delitos de odio.
«La experiencia de esta familia no es un hecho aislado; actos de racismo y xenofobia son alarmantemente frecuentes en la zona este de Boston», ha explicado Janelle Dempsey. Esta abogada ha lamentado que, a diferencia de este caso, las víctimas de estos ataques y los posibles testigos optan por guardar silencio.
Tanto ‘Lawyers for Civil Rights’ como otras asociaciones denuncian la atmósfera hostil hacia los inmigrantes en algunas zonas de la ciudad. La Policía no ha notificado ningún arresto relacionado con esta agresión.