El Mundo.- Mientras Vietnam saca la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales y Tailandia coquetea con ser el segundo país de Asia en aprobar el matrimonio igualitario, Brunéi contempla la pena de muerte para los gays.
El primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong, se dirigió el domingo 21 de agosto a sus compatriotas con motivo del discurso del estado de la Nación. Y lo hizo para comunicar que el artículo 377A del Código Penal sería abolido. Los activistas LGBT no tardaron en aplaudir la decisión como un paso en la buena dirección para asegurar la igualdad de todos los ciudadanos. ¿Por qué? Porque esta disposición legal convierte en crimen el sexo entre hombres -solo entre hombres-, incluso, si se produce en la intimidad. Hasta dos años de prisión pueden caer sobre quienes cometan este ‘delito’.
Es cierto que esta norma, aunque teóricamente vigente, en la práctica no se aplica. Sin embargo, su eliminación ha sido largamente reclamada por los defensores de los derechos humanos. La primera ocasión en la que se debatió sobre este polémico artículo de 1938, heredado del corpus jurídico colonial británico, fue en 2007.
El propio Lee, en el mismo discurso de hace unos días, se refirió a como el Parlamento deliberó al respecto sobre esta cuestión. «Lo que hagan dos adultos en la intimidad es un asunto personal, y el gobierno no tiene por qué intervenir», dijo expresando la que era su opinión en aquel momento.
Asimismo, recordó cómo la presión de grupos religiosos cristianos y musulmanes obligó a mantener tipificado el artículo 377A, pero comportó, a su vez, el fin de los procesamientos para apaciguar a los abolicionistas. «Era mejor vivir bajo aquel precario compromiso» para evitar «dividir a la sociedad», resumió.
Pero los tiempos han cambio. Lee lo sabe. Por eso, la creciente aceptación del colectivo LGBT, especialmente entre los jóvenes, ha llevado al Ejecutivo a adaptar las leyes para reflejar el sentir general de la población. «Espero que brinde algo de tranquilidad a los singapurenses gays», concluyó.