El País.- Ainara se quitó la vida el pasado mes de octubre. Tenía 16 años y desde los 14 sufría acoso escolar. Así lo sentenció un tribunal, pero no fue suficiente para evitar la tragedia.
¿En qué falló el sistema? El caso de Ainara pone de relevancia la insuficiente protección que la administración educativa ofrece a las víctimas de acoso escolar, el efecto tóxico de las redes sociales, y los escasos recursos públicos dedicados a la salud mental.
- Todo comenzó en octubre de 2022, cuando Ainara estuvo saliendo durante tres semanas con un compañero de clase.
- Tras dejarlo, entre otros motivos, porque no le gustaban los vídeos que él le mandaba quemando cosas en su casa, el chico no lo aceptó.
- Le mandaba mensajes por redes sociales, la seguía a la salida del instituto, la piropeaba en clase y le insistía para volver con él.
- Meses después, el acosador comenzó a presentarse como víctima de Ainara y ella quedó aislada.
- El centro activó el protocolo de acoso, pero según consta en la sentencia, el chico lo “incumplió reiteradamente”.
- Tras varios ingresos en Psiquiatría, Ainara se cambió de instituto, pero nunca acabó de recuperarse.
¿Cómo podría hacerse mejor?
- La madre de la menor critica que el protocolo no impidió que el acosador siguiera haciendo sufrir a su hija y que tampoco se dirigió contra el resto de compañeros que la insultaron.
- Y reclama una ley contra el acoso y atención psicológica inmediata para las víctimas, ya que en la sanidad pública citaban a su hija “cada cinco semanas”.