La Federación Estadounidense de Profesores pide el fin del programa del FBI Don’t Be a Puppet, que pretende luchar contra la radicalización de los jóvenes. «Lo que vemos en el programa es que crea esa extendida sospecha sobre las personas en función de su origen étnico», explica la presidenta de la entidad.
MAZIN SIDAHMED. ELDIARIO.ES.- Un polémico programa del FBI dirigido a los adolescentes musulmanes ha provocado críticas de la Federación Estadounidense de Profesores (AFT), que asegura que genera bullying y una estigmatización por perfil étnico.
El sindicato, que representa a 1,6 millones de profesores en Estados Unidos, envió una carta abierta al director del FBI, James Comey, a principios de este mes para pedir el final del programa Don’t Be a Puppet («No seas marioneta»), que busca evitar la radicalización de los jóvenes.
«Lo que vemos en el programa Don’t Be a Puppetlas es que crea esa extendida sospecha sobre personas en función de su herencia o su origen étnico», explica la presidenta de la AFT, Randi Weingarten.
Don’t Be a Puppet: Pull Back the Curtain on Violent Extremism («No seas marioneta: levanta el telón del extremismo violento») es un juego online lanzado por el FBI en febrero. Está ambientado en un lóbrego sótano, en el que los estudiantes compiten por una serie de tareas para liberar a una marioneta encadenada.
«Aumentar la vigilancia policial ideológica y las medidas de supervisión como la campaña Don’t Be a Puppet tendrá un efecto terrible en nuestras escuelas y en las comunidades de inmigrantes», afirma la carta.
El texto cuenta con la firma de 19 colectivos de derechos civiles, incluido el National Immigration Law Center y la League of United Latin American Citizens. Varios líderes de la comunidad musulmana previsualizaron el juego el año pasado y se indignaron inmediatamente.
«Fue bastante desagradable», cuenta Abed Ayoub, director legal del American-Arab Anti-Discrimination Committee (ADC), que estuvo en ese visionado previo. «Sentimos que de verdad atacaba a la comunidad árabe y musulmana, y eso no puede pasar en un aula».
El ADC y otros colectivos se han manifestado de forma activa contra el juego, que en su opinión provoca acoso y estigmatización por perfil étnico de los estudiantes musulmanes.
Después de aquella reunión se pospuso el lanzamiento del juego, pero acabó saliendo al mercado en febrero con pequeñas modificaciones. Fue recibido con burlas y las publicaciones sobre videojuegos lo criticaron mucho. En el juego, los usuarios dirigen a una cabra sobre obstáculos virtuales y les recompensan con un texto de muestra de la «lógica deforme» que emplean los terroristas extranjeros para atraer a los jóvenes.
No queda claro cuántas escuelas se han adherido al programa para usarlo en las aulas o cuántos particulares lo utilizan en casa, si alguno lo hace. «El FBI es consciente de las preocupaciones planteadas por la Federación Estadounidense de Profesores sobre la campaña Don’t Be a Puppet y tiene intención de hablar directamente con los líderes del colectivo en un futuro cercano», ha afirmado el portavoz del FBI Matthew Berton.
El juego es parte de un programa más amplio del FBI contra el extremismo. La agencia publicó en enero unas guías que dan sugerencias a los niños sobre cómo denunciar a otros que viajen a países «sospechosos» y a quienes critiquen la corrupción occidental.
En un informe del año pasado, la comisión de análisis del 11-S dio a entender que el FBI no es un «medio apropiado» para producir programas sociales para combatir el extremismo, dado su papel como fuerza de seguridad y organismo de inteligencia.
El Departamento de Estado lanzó en diciembre de 2013 una campaña en Twitter llamada Think Again Turn Away para luchar contra el extremismo online, que implicaba interactuar de forma activa con cuentas yihadistas conocidas en Twitter. La cuenta de Twitter del Departamento de Estado se entrometía en conversaciones entre cuentas conocidas de yihadistas e intentaba convencerlos para cambiar de creencias. Recibió muchas críticas por contribuir a la propaganda del Estado Islámico en lugar de sofocarla.
Traducción de Jaime Sevilla Lorenzo