El Mundo.- París ha vuelto a ser objeto de un ataque terrorista mes y medio después del último atentado yihadista en el que murió apuñalado un profesor de instituto en la ciudad de Arras, al norte del país. El sábado por la noche, fue un turista alemán de 23 años el que falleció a cuchilladas muy cerca de la Torre Eiffel, símbolo de Francia y uno de los sitios más emblemáticos y concurridos. El agresor también hirió a dos personas. Lo que inquieta es que, otra vez, el agresor no sólo estaba fichado por radicalización, sino que ya había cumplido condena de cinco años por haber planeado un ataque en la Défense, el barrio financiero de la capital francesa, en 2016.
Armand R., francés de 25 años, de padres iraníes, dijo a los agentes que le detuvieron que con este ataque quería «vengar a los musulmanes» por las muertes en Palestina. Según confirmó ayer el fiscal antiterrorista, Jean François Ricard, había grabado un vídeo antes del ataque en el que se vinculaba al Estado Islámico: «Hablaba en árabe y daba su apoyo a la organización en Siria, Yemen, África y Pakistán«. El vídeo, publicado en X (antes Twitter), también hacía referencia a Gaza y Hamas, según señaló. La Fiscalía antiterrorista ha abierto una investigación por asesinato y tentativa de asesinato vinculado a empresa terrorista.
El agresor de Arras, un joven de origen checheno que entró en un instituto con un cuchillo y mató a un profesor a mediados de octubre, también estaba fichado y los servicios de Inteligencia le vigilaban de cerca. El terrorista que cometió la matanza en el semanario Charlie Hebdo en 2015 también había sido condenado previamente.
Por eso, los dos últimos ataques, sucedidos en menos de dos meses, revelan las grietas del sistema y arrojan dudas sobre la eficacia del seguimiento a este tipo de perfiles, ya fichados, y que habitualmente se vinculan a la inmigración. Sin embargo, el terrorista de Arras había crecido y se había educado en Francia. Aunque era conocido por los servicios de Inteligencia por radicalización, no se le pudo expulsar porque llegó al país con su familia cuando era menor de edad.
El agresor del sábado nació en Francia. Tenía problemas psiquiátricos, y había sido condenado a cinco años de prisión por haber planeado el citado ataque en La Défense. Entonces, él mismo declaró que ya no estaba radicalizado. «He pasado ocho meses de radicalización, quizás no he podido salir de eso. Tengo aún secuelas», declaró a los policías cuando estaba bajo custodia policial, según la prensa francesa.
Hay tres miembros de su familia que están detenidos. Su perfil «es de los más difíciles de seguir», aseguró el prefecto de la Policía, Laurent Núñez. Porque ya cumplió su pena, porque es francés y porque, al tener problemas psiquiátricos, «es más difícil hacerle un seguimiento policial», dijo Núñez.