EFE. ELDIARIO.ES.- El ultraderechista alemán Stephan Ernst, de 46 años, se ha confesado este miércoles autor del asesinato en 2019 del político de la Unión Cristianodemócrata (CDU) Walter Lübcke, una muerte que sacudió al bloque conservador de la canciller Angela Merkel y al conjunto de la clase política alemana.
Ernst ha admitido, en el juicio que se sigue contra él en la Audiencia de Fráncfort, ser el autor del tiro que mató a Lübcke, al que fue a buscar hasta su domicilio la noche del 1 de junio del año pasado y mató al reconocerle en la terraza de su casa.
El acusado ha pedido perdón a los familiares por un asesinato que ha calificado de «error incalificable» y que, ha afirmado, cometió impulsado por «falsas ideologías». «Lo que hicimos no tiene ni tendrá disculpa», ha añadido, inculpando así al otro procesado, Markus H., al que se imputa complicidad ya que presumiblemente le suministró el arma.
Asesinado por defender la apertura de fronteras
Lübcke era un político local que se había destacado por su defensa de la acogida de refugiados, mientras crecían las críticas entre las propias filas conservadoras de Merkel por no haber cerrado las fronteras del país durante la crisis migratoria de 2015.
Su muerte activó las alertas del conjunto de la clase política ante el incremento de la violencia ultraderechista, en un año en que se había registrado un aumento de casi el 20% de los crímenes de motivación política.
El juicio contra Ernst se abrió el pasado junio. La Fiscalía General le acusa de haber acudido a casa de Lübcke con el propósito de asesinarlo y de haberle matado de un disparo a escasa distancia tras reconocerle sentado en la terraza de su casa.
En el pliego de la acusación se afirma que Ernst actuó por «racismo», movido por su ideario ultraderechista. Se le acusa además de complicidad con Markus H., quien le habría suministrado el arma con la que cometió el asesinato.
Ambos procesados habían asistido, según la fiscalía, a un acto público de Lübcke, en octubre de 2015, donde el político defendió la línea de Merkel para la acogida de refugiados en medio de algunas protestas entre el auditorio. A partir de entonces y hasta su muerte, Lübcke sufrió el acoso y las amenazas, por distintos medios, de la ultraderecha.
Otros países cerraban en aquel momento sus fronteras a la masiva llegada de refugiados y peticionarios de asilo, mientras que Alemania recibió ese año casi un millón de refugiados, la cifra más alta de la historia reciente del país.
La Fiscalía considera que a partir de aquel acto empezó a desarrollar Ernst su odio hacia Lübcke. Con su presunto cómplice hicieron prácticas de tiro, entre 2016 y 2018, y participaron juntos en sucesivas marchas neonazis y actos xenófobos.
La muerte de Lübcke provocó una fuerte conmoción en el país. Desde el bloque conservador como desde las filas socialdemócratas, de los Verdes y la Izquierda se consideró que el discurso xenófobo de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), tercera fuerza a escala nacional, actuaba de caldo de cultivo para la violencia neonazi.