Los radicales del ‘Ospa Eguna’ ofrecen al Instituto Armado que se «desarme y abandone» Navarra
JOSEAN IZARRA. EL MUNDO.- Durante casi 70 minutos el centro de Alsasua (Navarra) se convirtió este sábado en un aquelarre contra la Guardia Civil en el que participaron un millar de jóvenes, adolescentes y niños que con absoluta impunidad llamaron «asesinos» a los integrantes del Instituto Armado, simularon la práctica de torturas en una perfomance en la plaza del pueblo y llegaron a realizar una singular «oferta» a las Fuerzas de Seguridad del Estado.
«Que entreguen las armas y que se disuelvan», les plantearon como ultimátum los dos portavoces que entre aplausos e irrintzis emplazaron a sus correligionarios a repetir el año que viene.
Porque ni la Covid-19 ni la Audiencia Nacional y, por supuesto, tampoco el Ayuntamiento de Alsasua impidieron las movilizaciones denominadas como Ospa Eguna (El día del adiós). Una despedida de las fuerzas policiales entre las que la Guardia Civil -con un cuartel en Alsasua- supone una especial fijación para las cuadrillas de jóvenes ataviados con zapatillas Victoria, camisetas Adidas y sudaderas Vans.
La fiesta anual de los jóvenes radicales de Alsasua contó con la espectacularidad de las bengalas para iniciar y cerrar una manifestación presentada como kalejira, en la que sus participantes desfilaban por las calles del centro de la localidad mientras adolescentes en bicicleta con chalecos fosforito paraban el tráfico.
LOS LEMAS COREADOS
La lejana presencia de vehículos de la Guardia Civil reforzaba al millar largo de participantes que con capucha y mascarilla desfilaron bajo el sirimiri. Los gritos de «Policía asesina», los ladridos cuando se observaba algún vehículo policial, las acusaciones de que «la policía tortura y asesina» y el Alde hemendik, utzi pakean (Fuera de aquí, dejadnos en paz, en euskera) se sucedieron mientras varios de sus integrantes disfrazados de guardias civiles y policías forales de Navarra simulaban que apuntaban a sus compañeros de protesta.
Los organizadores de esta movilización, que comenzó en el año 2010, dispusieron de todo tipo de facilidades para multiplicar la espectacularidad del acto de cierre de esta edición. Además del enorme escenario plantado en la plaza del pueblo, los jóvenes radicales emplazaron petardos y bengalas sobre la oficina de Turismo del ayuntamiento, situada en un vagón de ferrocarril, y colocaron una enorme pancarta en la fachada del centro cultural Iortia, descolgándose desde su cubierta.
Niños y niñas de apenas 10 años protegidos bajo la lluvia en los soportales del frontón Burunda contemplaban atónitos el espectáculo desplegado por quienes gritaban en euskera «El pueblo no perdonará».
Y es que el odio hacia la Guardia Civil alimentado por quienes se autocalifican de «movimiento antirepresivo» amenaza con extenderse entre las próximas generaciones. Casi como un juego, niños y niñas bailaron los hits de Euskadi Gaztea (la emisora musical de la radiotelevisión vasca) y aplaudieron a las seis chicas que representaron las presuntas torturas realizadas por la Guardia Civil con porras y hasta una bolsa blanca atada en la cabeza.
LA VANGUARDIA DE LOS ‘ABERTZALES’
«Organización y lucha», reclamaron los portavoces desde el escenario a los asistentes para combatir el «virus» representado por las Fuerzas de Seguridad del Estado. «Estad alertas todos los días», emplazaron los organizadores a sus seguidores ante su «sospecha» de que «las fuerzas represivas no están por cumplir nuestra propuesta», para referirse de nuevo a la idea de que una fuerza policial abandone sus funciones y entregue sus armas reglamentarias ante cientos de jóvenes convertidos en la vanguardia de la izquierda abertzale en Navarra.
Los manifestantes recordaron, además, a sus «compañeros y amigos», como calificaron a los ocho condenados por el Tribunal Supremo a penas de cárcel de hasta nueve años de prisión por agredir a dos guardias civiles de paisano y a sus parejas en octubre de 2016.
La celebración de las movilizaciones contra la Guardia Civil en Alsasua se llevó a cabo mientras a apenas 100 kilómetros de distancia los compañeros de Manuel Indiano junto al alcalde de Zumárraga, Mikel Serrano (PSE-EE), recordaban el asesinato del concejal del PP el 19 de agosto del 2000.
El entonces presidente del PP vasco y en la actualidad parlamentario Carlos Iturgaiz denunció que el «odio» que la banda terrorista utilizó contra Indiano para intentar justificar su asesinato es el que ahora enarbolan cientos de jóvenes radicales para exigir la retirada de la Guardia Civil del País Vasco y de Navarra.
«La Guardia Civil no se tiene que ir; los que se tienen que marchar de esta tierra son los que odian y los que justifican los asesinatos y la violencia, los proetarras, que siguen haciendo apología del terrorismo y son los que de verdad sobran en esta tierra del País Vasco», defendió Iturgaiz, tras un emotivo acto presidido por la presidenta del PP vasco, Amaya Fernández, y el primer edil socialista de Zumárraga.