El arrestado, que iba con varios menores, se llevó la mochila del hombre y le rompió una botella en la cabeza
NIEVES GARCÍA GÁLVEZ. DIARIO DE IBIZA.- Un joven de 21 años se encuentra en prisión provisional por robar la mochila a un indigente en Sant Antoni, agredirle con una botella que le rompió en la cabeza y propinarle patadas, según informaron ayer fuentes de la Fiscalía, que enmarcaron lo sucedido en los calificados como delitos de odio.
«La actuación fue por desprecio hacia las personas sin hogar y para menoscabar su integridad», subrayaron las citadas fuentes, que hicieron hincapié en que en el robo no había «ánimo de lucro» alguno, pues si bien para la víctima en la mochila estaba «su vida», para el detenido el contenido no tenía valor. Los hechos se produjeron en la madrugada del jueves al viernes de la semana pasada en el Passeig de ses Fonts de Sant Antoni.
El detenido, de nacionalidad española, se encontraba con un grupo de menores –«eran siete en total», según confirmó un portavoz de la Guardia Civil– cuando vieron a un indigente sentado.
Al parecer, se «instigaron entre ellos» y entonces el joven se acercó al indigente, le sustrajo la mochila y se fue corriendo. «La mochila es su vida», detallaron desde el Ministerio Público, al tiempo que incidieron en que el ladrón no actuó con ánimo de lucro, pues en el interior tan solo había «comida, algo de ropa y unas herramientas», sino por desprecio.
La víctima sigue al grupo
A continuación, la víctima siguió al grupo para recuperar su mochila y cuando les dio alcance el joven, que llevaba «un botellín», le golpeó en la cabeza, rompiendo el envase del golpe y provocándole una herida por la que necesitó asistencia médica, siempre según las mismas fuentes.
El indigente cayó al suelo y en ese momento el grupo de menores y el joven supuestamente empezaron a propinar patadas a la víctima hasta que llegó la Policía al lugar de los hechos.
Aunque los agresores huyeron, la víctima pudo identificarlos y gracias a eso se detuvo al joven y a uno de los menores presuntamente implicados, destacaron desde el Ministerio Fiscal.
Tras su arresto, el menor, de 16 años y nacionalidad marroquí, según detalló un portavoz de la oficina de comunicación del Instituto Armado, quedó en libertad a disposición de la Fiscalía de Menores. Por su parte, el joven fue puesto a disposición judicial para comparecer ante el juez.
«No mostraba arrepentimiento»
En su declaración ante el titular del Juzgado de Instrucción número 4, Santiago Pinsach, que se encontraba de guardia, el detenido dijo que no sabía qué había pasado ni por qué el indigente lo había identificado.
Al parecer, su actitud durante la comparecencia fue de cierta prepotencia, sentado con una postura corporal más propia de estar en casa que en el juzgado, e incluso el magistrado tuvo que llamarle la atención por ello, recordándole dónde se encontraba, dijeron desde el Ministerio Fiscal. «No mostraba arrepentimiento ni nada», añadieron.
La Fiscalía solicitó prisión provisional sin fianza para el joven, al que acusó de tres delitos: uno de robo con violencia, otro de lesiones –dado que la víctima necesitó de puntos de sutura en la herida que le provocó en la cabeza– y uno contra la integridad moral.
Según las mismas fuentes, el magistrado acordó el ingreso en la cárcel del joven, sin posibilidad de eludirlo con fianza alguna.
Desde la Fiscalía destacaron el «desprecio» manifiesto hacia la víctima que mostraba la actuación del joven y los menores y resaltaron que la Fiscalía General incide en la aplicación de los artículos correspondientes a delitos de odio si lo sucedido en el hecho delictivo se enmarca en ellos.
Para que un delito pueda ser considerado de odio, según explicó recientemente un experto del Cuerpo Nacional de Policía en una charla en un instituto de la isla sobre esta cuestión, se deben dar dos circunstancias: que lo sucedido tenga un componente de discriminación y que con la acción se intente asustar a un colectivo.
