INMA LIDÓN. EL MUNDO.- Una semana en casa, sin saber si podrá seguir con sus estudios del grado de Turismo de FP porque no está dispuesta a quitarse un pañuelo de la cabeza, a desprenderse de «una parte esencial de su identidad religiosa». Una alumna del Instituto de Educación Secundaria Benlliure de Valencia no podía imaginarse que el primer día del curso sería también el último en el centro. Nada más poner un pie allí, el director le comunicó que no podía entrar en clase con su hiyab. Lo prohíbe el Reglamento de Régimen Interno. Al día siguiente, no la dejarían entrar si persistía en presentarse cubierta.
El centro elaboró el reglamento, tal y como está obligado por ley, con una interpretación restrictiva: no se podía acudir a clase con la cabeza cubierta ni con ninguna prenda que ocultara el rostro. Ni gorra ni pañuelo de ningún tipo, con una única excepción: por enfermedad.
«Ella no es una niña, es una chica de 24 años, de nacionalidad española, que estudia en horario de tarde y que nunca había tenido problemas en ningún centro donde ha estudiado por llevar pañuelo», comenta Francisco Solans, el abogado de SOS Racismo, la asociación a la que acudió para denunciar su caso. También lo comunicó al Centro Islámico de Valencia y al Movimiento contra la Intolerancia. A la mesa del Síndic de Greuges y al Defensor del Pueblo ha llegado su caso.
El primer amparo lo pidió a la Conselleria de Educación, que envió a inspector para mediar con la dirección del instituto. Pero su intervención, tal y como han confirmado fuentes del departamento que dirige Vicent Marzà, no ha tenido efecto porque el director insiste en hacer una interpretación al pie de la letra de la norma. «Pese a la reunión con el inspector, no ha cambiado nada. Creemos que es una postura personal de la dirección, porque tenemos conocimiento de algún caso más en este centro. La tozuda negativa sólo puede ser motivada por unaislamofobia soterrada«, asegura el letrado, que no descarta emprender acciones legales.
Oltra, contraria
Quizá no haga falta, porque se ha encontrado como aliada a la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra. Aunque deja la solución en manos de Educación, ha tomado partido como consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas. «Llevar el pañuelo en la cabeza no supone ninguna denigración colectiva, pero obligar a quitárselo puede entrar en conflicto con el artículo 14 de la Constitución«, ha explicado, que considera que el hiyab no es un patrón estético.
«No quiero que nadie, y menos una mujer, sea obligada a ponerse algo que no quiere, pero tampoco que nadie las obligue a quitarse algo que no quieren», ha puntualizado.
«Debemos ser cuidadosos. El hiyab es un símbolo religioso, cultural y de género, como los pendientes que ponemos nosotros a las niñas y no a los niños. Y debemos intentar ser iguales en la diversidad», ha sentenciado.
Mientras, la alumna, que intenta mantenerse al margen, podría plantearse cambiar de instituto si la dirección del Benlliure no cambia de postura y se enroca. «Si el proceso de alarga y ella se marcha para no perder el curso, nosotros seguiremos. No vamos a ceder ante estas actitudes», advierte Francisco Solans.