DOS MANZANAS.- La policía de São Paulo ha detenido a seis jóvenes de edades comprendidas entre los 16 y los 23 años de edad que en la madrugada del pasado 26 de enero mataron a golpes a Bruno Borges de Oliveira, un muchacho gay de 18 años que volvía a casa en compañía de dos amigos tras disfrutar de una noche de fiesta. La banda se había especializado en acudir a una de las zonas de ambiente de la ciudad brasileña y allí atacar a víctimas desprevenidas, a las que humillaban, robaban y agredían.
Los agresores solían acercarse de madrugada al barrio de Bela Vista, en el centro de la ciudad, y en concreto al entorno de las calles Augusta y Frei Caneca, una zona muy frecuentada por la comunidad gay de la ciudad. “Escogían a sus víctimas por ser gays. Y robar los bienes de la víctima formaba parte del ritual de humillación”, ha declarado un portavoz policial. Generalmente les robaban el dinero, el teléfono móvil, el abono de transporte y el calzado, para obligarlos además a volver descalzos a sus casas y dificultarles el pedir ayuda. En el caso de Bruno Borges de Oliveira, desgraciadamente, a la humillación se unió una brutal paliza que acabó con su vida, y que incluyó patadas y golpes con un monopatín en la cabeza. Los dos amigos que acompañaban a Bruno pudieron huir y pedir ayuda, pero cuando volvieron a socorrerlo ya nada pudieron hacer por salvar su vida.
Los detenidos han confesado el crimen, haciéndose públicas las identidades de los cuatro que son mayores de edad. En la investigación policial habría sido clave el hecho de que la banda usara como arma un monopatín, lo que permitió circunscribir la búsqueda a grupos de jóvenes aficionados a la práctica del skate, así como las grabaciones de las cámaras de seguridad del barrio. Produce escalofríos visualizar esas imágenes, que muestran como Bruno y sus amigos vuelven relajadamente a sus casas cuando advierten que están siendo seguidos y empiezan a correr. La policía está segura de que el grupo es responsable de otros ataques en la misma zona y está contactando con otras víctimas con el objetivo de identificar el mayor número posible de agresiones.
Una terrible tragedia, aunque por lo menos en este caso los responsables parecen identificados y detenidos. Y es que Brasil, un país en el que pese a la oposición de los influyentes grupos evangélicos se han producido grandes avances en el reconocimiento jurídico de los derechos LGTB (es uno de los países de América Latina que ya permite el matrimonio igualitario) registra sin embargo una importante LGTBfobia social, responsable de la muerte violenta de varios cientos de personas cada año (338 en 2012, según cifras del Grupo Gay de Bahía).
Descansa en paz, Bruno.