El País. La policía ha detenido a un hombre de más de 60 años, sospechoso de matar a una persona y herir de gravedad a otras cuatro en un tiroteo.
Un tiroteo en una iglesia de denominación presbiteriana de Laguna Woods, en el condado californiano de Orange, a 80 kilómetros de Los Ángeles, ha causado un muerto y cuatro heridos de gravedad, según han informado la tarde de este domingo autoridades locales. El incidente pudo ser más trágico de no ser por el “heroísmo” y la “valentía” de los creyentes, entre 30 y 40 personas de origen taiwanés o asiático, que estaban presentes en el templo, quienes sometieron y ataron al atacante con un cable para quitarle dos armas. Esto ha evitado una nueva masacre en Estados Unidos. “Indudablemente, previnieron más heridos y fatalidades”, ha afirmado Jeff Hallcock, de la oficina del sheriff del condado, en una conferencia de prensa.
A las 13.26 un hombre entró a la iglesia Ginebra y abrió fuego en contra de los fieles, quienes estaban preparándose para comer en un banquete de despedida de uno de los pastores, quien abandonaba la congregación para volver a Taiwán. Una persona murió en el lugar de forma inmediata. Los heridos graves han sido trasladados a diferentes hospitales y su pronóstico es reservado. Una quinta persona también resultó con lesiones leves.
“Creemos que un grupo de fieles lo detuvieron, le ataron las piernas con un cable de extensión y le confiscaron al menos dos armas. Ya estaba detenido cuando los agentes de policía llegaron a la zona”, ha asegurado Hallcock a la prensa. El sospechoso, quien no fue herido durante el forcejeo, es un hombre de origen asiático de más de 60 años. La oficina del sheriff afirma que no vive en esa área de California y las pesquisas se desarrollan para saber qué conexión tiene con la iglesia o con alguno de los creyentes que estaba allí. Todas las víctimas del tiroteo de California son adultos, uno de ellos tiene 92 años.
El portavoz de las autoridades ha señalado que se desconoce todavía qué motivó a este hombre a llevar a cabo el ataque. Tampoco hay elementos suficientes para asegurar que este fue un nuevo ataque racista. La policía, no obstante, llevó a cabo una búsqueda exhaustiva de bombas en el perímetro. El tiroteo ocurre un día después de que un joven blanco de 18 años abriera fuego en un supermercado de Búfalo matando a 10 personas, principalmente afroamericanos, en lo que es considerado un crimen de odio investigado por el Gobierno federal.
La oficina del sheriff entrevistó esta tarde a “entre 30 y 40 personas”, parte de la congregación taiwanesa, que estaban al interior de la iglesia en el momento del tiroteo. Los hechos, desde la irrupción del atacante hasta su doblegamiento, ocurrieron “muy rápidamente”, han señalado las autoridades. “Hasta que se concluya el proceso podremos saber si el atacante era conocido por los fieles”, ha añadido Hallcock.
La iglesia Ginebra está ubicada en una zona de Laguna Woods donde hay templos de varias denominaciones: católicos, luteranos, metodistas, además de una sinagoga. Esta ciudad, de 18.000 habitantes, se encuentra al sur de condado de Orange, un enclave de clase media alta del sureste de California.
“Es un día oscuro para los habitantes de esta comunidad. Solo un día después del día trágico y lleno de odio que acabó con varias vidas en Búfalo, Nueva York, nos toca ahora lidiar con un tiroteo en un sito de fe”, ha dicho Lisa Bartlett, una de las supervisoras del condado de Orange, una de las autoridades de la zona.
“Estamos trabajando para determinar el móvil del tiroteo”, ha asegurado Christie Johnson, del FBI, la agencia federal de investigaciones. La tarde de este domingo, las autoridades pedían tiempo a la prensa para que la investigación avanzara y determinar así si se trata de un delito local o un crimen federal, como sería un ataque racista. Un agente de la Oficina federal de Alcohol, Tabaco y Armas ha afirmado que se investiga los números de serie de las dos armas de fuego arrebatadas al atacante para determinar de qué armerías salieron. Este mismo funcionario indicaba que se trataba de pistolas que fueron compradas legalmente.
El gobernador de California, Gavin Newsom, aseguró la tarde del domingo que seguía de cerca el incidente y que las autoridades estatales habían acudido a apoyar a las locales. “Nadie debe tener miedo en el sitio donde profesa su fe. Nuestros pensamientos están con las víctimas, sus familias y la comunidad“, ha escrito en Twitter Newsom, un mandatario que lucha por endurecer la regulación de la propiedad de armas en la entidad, un esfuerzo en contrasentido de lo que está sucediendo en otras partes del país.