La extrema derecha se moviliza en Telegram propagando mensajes racistas, viralizando contenidos y difundiendo conspiraciones
JAVIER PARDO. EL PLURAL.- Telegram se ha convertido en la aplicación de referencia de la extrema derecha. Es desde el servicio de mensajería ruso desde donde sus grupos de apoyo se coordinan para viralizar contenidos, votar en encuestas, realizar campañas y tratar de marcar la agenda comunicativa en las redes sociales. Al grupo oficial, que ya cuenta con cerca de 43.000 suscriptores pese a su reciente mutación, se suma una red de espacios “no oficiales” para proponer ideas, chatear y dar respuesta a los problemas del país desde una visión patriótica. Eso sí, hay que cumplir una serie de requisitos que se recuerdan sin cesar: “Quedan excluidos miembros de ideologías extremas, progres, indepes, podemitas y comunistas”.
Precisamente es el factor de la privacidad lo que ha conseguido que cientos de miles de ciudadanos se hayan decantado por abandonar Whatsapp y sumarse a Telegram. Privacidad que preocupa a los principales interlocutores de estos grupos de apoyo, que, antes de olvidarse de las pautas promovidas por los administradores (“cuidado con los comentarios personales, rogamos educación”), preguntan si hay alguna forma de asegurarse de que pueden hablar sin ser vigilados por personas externas a la doctrina de Vox: “Viene siendo que aquí hay algún periodista comunista que luego saca las cosas de contexto”, advierten desde la administración.
Pero coordinar a miles de personas es una tarea complicada pese a los esfuerzos ímprobos de los creadores del grupo. Un canal “no oficial” que, sin embargo, tal y como ha podido comprobar ElPlural.com, cuenta con dirigentes del partido como Manuel Mariscal, diputado y vicesecretario de comunicación de la formación. El dirigente, preguntado por su participación en estos foros, ha decidido no atender a nuestras preguntas.
Son varios los chats de esta índole que ya trabajan a pleno rendimiento: un grupo de apoyo limitado al debate de noticias de actualidad y la viralización de contenidos, un chat de amigos en el que se permite una mayor interlocución coloquial y un canal de noticias que es de solo lectura para no perder el hilo de la actualidad informativa que estos grupos entienden como objetiva. Un protocolo que sirve de poco, dado que las personas que intervienen acaban confundiendo el objetivo de cada uno de los canales expresando todo tipo de lindeces en el chat. Debate confuso, con miles de personas hablando y en el que las directrices no quedan lo suficientemente claras para desasosiego de buena parte de los feligreses que, cansados, reiteran que es necesario realizar un plan para cribar lo importante: “Estoy bombardeado de tantas noticias de mierda. Hay que tomas acciones. Yo propongo acciones sociales, legales y legislativas”, expone un usuario. Otro va más allá y asegura que «el Golpe de Estado se avecina».
Es precisamente la segunda de sus demandas la que más éxito tiene. Vox no ha ocultado su decisión de llevar ante los tribunales al Ejecutivo por sus presuntas negligencias en la gestión. De hecho, las asociaciones de afectados por el Covid-19, dotadas de fondos y promovidas por sus satélites mediáticos (cuando no dirigidas directamente por alguno de sus representantes), caminan en esta dirección. En estos grupos se promociona una nueva iniciativa legal: a través de una página web con el nombre de “Operación: El día después…” se promueve la recogida de apoyos para presentar una gran “querella Covid-19”: “La tardía reacción del Gobierno, frente a la llegada a España del virus COVID-19, tomando extemporáneamente las medidas necesarias para obstaculizar su propagación, evitando así los desastrosos efectos consecuentes, son merecedoras de reprobación, y procede aplicar a todos los miembros del Consejo de Ministros, en la medida de su participación en estos hechos, las sanciones y responsabilidades que se determinen”, reza el comunicado.
Cuestiones prácticas como la viralización de contenidos afines, el linchamiento mediático a ciertos medios de comunicación o la votación masiva en encuestas que se solapan con la difusión de bulos, la propagación de teorías de la conspiración o los insultos que reflejan el debate pueril de sus participantes.
El virus se propaga con el 5G y los niños deben aprender a torear
Empieza a circular en redes sociales la teoría de la conspiración de que el coronavirus se expande a través de los paneles 5G. En Reino Unido ya hay quienes han quemado estas instalaciones o han agredido a los trabajadores que las instalan. En el grupo de Vox la teoría ha calado, difundiendo mensajes como que “esas ondas tan potentes afectan a nuestro organismo a nivel celular”.
Pero esta teoría no es la única. Conocida en ciertos ámbitos especulativos, también se propaga la vieja idea de que los actores de Hollywood y ciertas élites económicas consumen una droga denominada adrenocromo, extraída de la sangre de niños pequeños sacrificados para contentar “la demanda de estos degenerados”: “Gracias a la labor de Trump, que ha puesto al Ejército a rescatar a esas criaturas, está saliendo todo esto a la luz. Estas criaturas están siendo llevadas a dos buques hospital, uno frente a Nueva York y otro frente a Los Ángeles”.
Este macabro uso de las redes de apoyo no es, sin embargo, el más típico. Sí que proliferan, en cambio, comentarios racistas a los que los encargados de velar por el buen uso del chat tratan de poner fin: “Cogí un UBER en el que iba un moro. Olía tan mal que cuando me bajé devolví”, expone una participante, para jolgorio de una masa que aplaude y cuenta experiencias personales sobre el carácter incívico de los extranjeros. También se comparte la necesidad de hacer una diferenciación biológica en los puestos de trabajo y en la educación, llegando a poner en duda las facultades de una mujer para ejercer ciertos empleos como el de policía: “Deberían enseñar a torear en educación física. Los niños están amariconaos [sic], un cuerno en el pecho es lo que les hace falta, tanta tontería y tanta mierda”.
Abandono de Whatsapp
Este sábado ElPlural.com publicaba la estrategia de la extrema derecha para aprovechar la crisis del coronavirus y aumentar la propagación de bulos en las redes sociales, en concreto, en WhatsApp, el servicio de mensajería líder del mundo que cuenta con más de 2.000 millones de usuarios. Una acción llevada a cabo por los ultras con el único objetivo de difundir falsas noticias (bautizadas en los últimos tiempos como fake news) en contra del Gobierno y culpa al Ejecutivo liderado por Pedro Sánchez de todas las muertes que se están produciendo diariamente en nuestro país a causa de la epidemia de la Covid-19.
En dicho artículo señalábamos que para frenar este fenómeno, WhatsApp ya se encontraba ultimando una actualización de su aplicación que traería consigo un límite para reenviar los mensajes a un solo destinatario –actualmente el tope se encuentra en cinco-. Una ofensiva que supondría un auténtico mazazo para la extrema derecha, que actualmente encuentras en las redes sociales en general, y en WhatsApp en particular, un método muy eficaz para penetrar en la sociedad, intoxicarlo y difundir bulos a diestro y siniestro entre sus simpatizantes, especialmente entra la población más mayor.
Fue ese mismo día cuando desde la cuenta oficial de Vox se hacía un llamamiento masivo a abandonar Whatsapp y unirse al canal oficial de Telegram, que, entonces, solo contaba con 11.000 suscriptores. Dos días más tarde, el poder movilizador de la extrema derecha vuelve a quedar patente: el canal ya reúne a 43.000 personas, convirtiéndose así en el partido español con mayor número de seguidores de la plataforma.