Cadena Ser/Cristina Castellanos.- El párroco Francisco José Sevilla Calixto de la iglesia de San Juan Pablo II en Albacete capital, ha publicado en su Facebook “¿No es más bien (el aborto) algo propio del más radical nazismo que fomenta un genocidio?”.
No son las únicas declaraciones al respecto que han generado polémica, según recoge eldiario.es/castilla-la-mancha
En esta nueva publicación, vuelve a comparar el aborto y el nazismo, con una serie de preguntas: “¿Aún piensas que el aborto puede ser un derecho? ¿Aún piensas que el aborto es salud reproductiva? ¿Aún piensas que el aborto es una ley de progreso?”. Y al final, remata: “¿No es más bien algo propio del más radical nazismo que fomenta un genocidio?”, acompañadas del cortometraje ‘El Procedimiento’, del mexicano Eduardo Verástegui.
Hace meses ya dijo que «Lo más parecido en el siglo XXI a un #nazi es quien apoye, hoy, a cualquier partido político que defienda el más mínimo atisbo relacionado con la defensa del #aborto».
Su parroquia se encuentra en el barrio de Cañicas-Imaginalia-Llanos del Águila. En el barrio, por cierto, fue aprobada la concesión gratuita al obispado de una parcela de 2.600 metros cuadrados. Un terreno valorado en más de un millón de euros.
A preguntas de la SER, por parte del obispado afirman que no tienen ninguna declaración que hacer, aunque nos remiten a la postura de la Iglesia Católica ante el aborto, que «está claramente explicada en el Catecismo»:
2270 La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida (cf Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Donum vitae, 1, 1).
«Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses te tenía consagrado» (Jr 1, 5).
«Y mis huesos no se te ocultaban, cuando era yo hecho en lo secreto, tejido en las honduras de la tierra» (Sal 139, 15).
2271 Desde el siglo primero, la Iglesia ha afirmado la malicia moral de todo aborto provocado. Esta enseñanza no ha cambiado; permanece invariable. El aborto directo, es decir, querido como un fin o como un medio, es gravemente contrario a la ley moral.
