Guillem Montoro, de 22 años, espera que su ejemplo ayude a los menores trans que sufren acoso
IGNACIO ZAFRA. EL PAÍS.- Por debajo del pudor y los nervios que no oculta mientras le tiembla en la mano el folio con una de las críticas que ha recibido por hacer pública su condición de transexual y nuevo edil de Paiporta, un pueblo del área metropolitana de Valencia, a Guillem Montoro se le ve este martes feliz. El joven de Compromís está a punto de tomar posesión del cargo de concejal de Transparencia, Modernización y Participación Ciudadana, en uno de los municipios más transparentes de la Comunidad Valenciana.
Montoro, de 22 años, ha arrancado su comparecencia ante la prensa justificando que hubiera una comparecencia ante la prensa. «Pese a que muchos piensen que este nombramiento es normal y que está todo hecho, seguimos sufriendo actos de transfobia constantes en la mayoría de ámbitos de nuestra vida. Un ejemplo son los mensajes que he recibido en los últimos días en los que me llaman cosas como ser antinatural y me piden que mantenga mi identidad en el ámbito privado. Como si fuésemos ciudadanos de segunda o como si ser transexual, lesbiana, gay o bisexual fuera algo de lo que avergonzarse».
El concejal trabaja en la Fundación Daniela —de la que ha sido responsable en Valencia— acompañando a menores trans y a sus familias en un camino que él recorrió. Afirma que lo más importante de airear su nombramiento es el efecto que puede tener en ellos.
«Cada día muchos menores son acosados en las aulas, sufren palizas o incluso recurren al suicidio. Como Alan, el adolescente de Barcelona que se suicidó después de soportar más de tres años de acoso de sus compañeros». Con el agravante, ha seguido Montoro, de que los niños y adolescentes trans sufren con frecuencia el acoso en soledad al no contarlo a sus familias, que desconocen su identidad sexual.
«Nuestros jóvenes necesitan referentes visibles. Es importante que quienes están solos y sufren vean a una persona trans en un puesto de responsabilidad y se den cuenta de que hay futuro», ha dicho el edil flanqueado por la alcaldesa de Paiporta, Isabel Martín, y el director de la Agencia Valenciana de Igualdad en la Diversidad, José de Lamo, en una sala de prensa que se ha quedado pequeña por el número de cámaras y reporteros congregados.
Incluido en la lista municipal de Compromís en 2015, Montoro habla desde la experiencia de quien ha sido rechazado por ser diferente y ha leído insultos escritos en las paredes del aula. Su resistencia a ser encasillado en una determinada forma de comportarse y vestir empezó en la infancia. «Pero no fue hasta la adolescencia cuando encontré la etiqueta y dije: ‘Esto es lo que me pasa». A los 18 lo contó en casa, y tras la sorpresa inicial su familia le apoyó en el proceso psicológico y médico.
Primera promoción
Cuatro años después, titulado en Atención Sociosanitaria, estudiante de la primera promoción en Valencia del Ciclo Superior de FP en Promoción de Igualdad de Género, y con novia, Montoro está feliz y convencido de que tenía que salir a contar su caso: «Es el momento de visibilizarse y decir: ‘Ya está bien. Somos personas como cualquier otra. Podemos hacer todo aquello que nos planteemos».
El joven, que accede al Ayuntamiento en sustitución de una compañera que ha renunciado al acta, no es la primera persona transexual que se convierte en concejal. En su comparecencia ha recordado a Manuela Trasobares, elegida en 2007 en Geldo, Castellón. Y ha contado que encontró otro caso en Canarias, un edil de quien apenas se publicaron sus iniciales. En sus palabras, Montoro es el «primer hombre transexual visible» de España. Y este martes ha agradecido a los activistas que durante años han abierto camino, como Carla Antonelli, diputada socialista en la Asamblea de Madrid.