Un club de Donostia que solo acepta socios varones acoge un acto ultraderechista contra el proceso de paz en Euskadi.

| 5 febrero, 2023

Público/DANILO ALBIN.- Un club de Donostia que solo acepta socios varones acoge un acto ultraderechista contra el proceso de paz en Euskadi.

El veterano franquista Álvaro Romero viajará este mes a territorio enemigo. Su destino, durante unas horas, será Donostia. «Esto ha sido una guerra, el que quiera entenderlo de otra manera se está engañando a sí mismo. Era una guerra de Euskadi contra España, lamentablemente hoy ha ganado Euskadi», dijo hace pocos días mientras hablaba con Jesús Longueira, un policía nacional que ha escrito un libro sobre ETA.

Romero y Longueira no estarán solos en territorio donostiarra. Les acompañará Martín Sáenz de Ynestrillas, un empresario falangista que encabezó una candidatura de la extrema derecha en 2019 y que ha escrito el prólogo de ese libro, una obra titulada ETA, Ni olvido ni perdón. Los tres irán a Donostia a presentar ese libro y a reivindicar el relato de la ultraderecha sobre el final de la violencia.

El lugar elegido para la ceremonia es el Club Cantábrico, una distinguida entidad privada ligada históricamente a la aristocracia de la ciudad. Fundado en 1891, el club mantiene firme la decisión de no aceptar socias. Según consta en sus estatutos, únicamente «pueden ser socios del club» los «varones» que sean admitidos por la junta directiva.


Un informe de Emakunde (Instituto Vasco de la Mujer) identifica al Club Cantábrico como una de las «sociedades gastronómicas» que «no aceptan mujeres en sus tamborradas» –en alusión a la principal fiesta popular de Donostia– «y que tampoco las aceptan como socias».

Contra la Ley de Memoria


La agenda del club no incluye, de momento, el acto ultraderechista del próximo día 23, que ya ha sido anunciado a través de las redes sociales por Martín Sáenz de Ynestrillas, excandidato de Falange Española de las JONS y de la coalición ADÑ. Su padre, el militar Ricardo Ynestrillas, fue asesinado por ETA en junio de 1986.

En el prólogo del libro que será presentado en Donostia, Martín Ynestrillas arremete contra la «miserable, nefanda, revanchista, falsaria y canallesca Ley de Memoria Democrática, buque insignia de la generación de odio comandada por Pedro Sánchez». Denomina, además, a los representantes de EH Bildu como «herederos de ETA» y llama «criminales» a los integrantes de ERC.


El acto figura también en la agenda de SND Editores, responsable de la publicación de este libro sobre ETA. «En este caso la importancia es doble, ya que el acto se hace en la cuna de la banda terrorista», señala la reseña.

«Generalísimo»


Hace pocos días, el franquista Álvaro Romero entrevistó al autor del libro en ÑTV. Lo hizo en su calidad de presentador de un espacio de charlas en ese medio de ultraderecha, y también como gerente de SND. Esta editorial acumula ya un largo listado de obras de exaltación de la dictadura franquista y de sus principales dirigentes.

Durante la charla en ÑTV, Longueira –que fue presentado como «policía nacional desde 1991″– llamó «generalísimo» al dictador Francisco Franco y defendió que el coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, «tendría que seguir en la cárcel». «No te extrañe que acabemos viéndole como lehendakari», señaló el agente.


Por su parte, Romero situó directamente a ETA en La Moncloa. «Hoy nos gobiernan aquellos que nos ponían las bombas», afirmó. «Indignación, no hay otra palabra para definirlo», apostilló poco después el policía nacional cuando el entrevistador le preguntó si estaba de acuerdo con sus afirmaciones.

«Euskadi contra España»


«Esto no es venganza, esto es justicia», dijo el presentador franquista en otro tramo de la entrevista, en la que se refirió en dos ocasiones al conflicto vasco como una cuestión de «guerra» entre «Euskadi y España».

Romero se autodefinió además como «víctima del terrorismo», pese a admitir que no lo había sufrido en carne propia. «Yo no he tenido roce con el terrorismo más allá que el de todos los días, todos los españoles», sostuvo. «Las víctimas no son solo aquellos que han perdido a un familiar… las víctimas somos todos», remarcó.

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