JAVIER ANSORENA. ABC.- Donald Trump no se ha olvidado del guión de las elecciones presidenciales de 2016, el que le llevó de forma inesperada a la Casa Blanca. En la recta final de la campaña de las elecciones legislativas, que se celebran en dos semanas, lo ha desempolvado para electrizar a las bases republicanas y evitar que el Congreso caiga en manos demócratas. El mensaje central es el del miedo al otro. El «otro» puede ser las mujeres -ya ha advertido de que con el movimiento #MeToo los hombres están en peligro-, o quien tiene un aspecto diferente. En el relato actual de Trump, el «otro» es, sobre todo, el inmigrante.
En los últimos días, con el fragor de la batalla electoral, Trump ha endurecido su discurso anti inmigrante. Si en 2016 el muro con México -para el que dos años después no ha conseguido financiación, a pesar de que los republicanos controlan las dos cámaras del Congreso- dominaba el relato, ahora la protagonista es la caravana de emigrantes centroamericanos que avanzan hacia la frontera Sur de EE.UU.
«Esta va a ser la elección de la caravana, de Kavanaugh [en referencia a la polémica confirmación del juez del Tribunal Supremo], de los recortes fiscales y del sentido común», dijo el lunes por la noche en un mitin en Houston (Texas). Es un estado clave en el que su ex contrincante por la presidencia Ted Cruz se juega conservar su escaño en el Senado, en un estado con dos mil kilómetros de frontera con México y en medio de una crisis de gestión de la llegada de inmigrantes indocumentados.
Estigmatizar la marcha
«En esa caravana hay gente muy mala, no podemos dejar que esto ocurra en nuestro país», dijo. Por la mañana, sin ofrecer pruebas, había dicho en Twitter que en el grupo de centroamericanos había «criminales y gente no identificada de Oriente Medio», en un comentario que parecía replicar informaciones poco creíbles en medios conservadores de que hay terroristas en la caravana. «Meted vuestras cámaras y veréis, vais a encontrar gente de MS-13 [una banda criminal centroamericana] y gente de Oriente Medio», insistió después ante un grupo de periodistas.
En el mitin, Trump fue más allá. Aseguró a sus seguidores que los «ilegales» votan en las elecciones «aunque no deberían poder», que hay «jueces demócratas» que impiden que se les devuelva a sus países y que a los demócratas no les importa lo que su «agenda extremista de inmigración provoque en vuestros barrios, hospitales y colegios».
Mientras tanto, la caravana se encontraba ayer en la localidad mexicana de Huixtla, a casi 2.000 kilómetros de la frontera con EE.UU.