El presidente cambia de opinión sobre los ‘soñadores’, pide una ley migratoria más dura y amenaza a México con romper el acuerdo comercial TLC
AMANDA MARS. EL PAÍS.- A las 8.27 de la mañana Donald Trump publicó un mensaje deseando una feliz Pascua, fueron tan solo dos palabras con su sello personal: mayúsculas y exclamaciones. Menos de hora y media después, decía algo que puede significar la expulsión de cientos de miles de personas que han crecido en Estados Unidos: que no habría acuerdo sobre el programa que protege de la deportación a los jóvenes migrantes que fueron traídos de forma ilegal al país siendo niños y llevan años en un limbo legal. El presidente de EE UU afirmó este domingo que ya no habría pacto alguno para este colectivo, los llamados dreamers (soñadores, en español), frente a lo mantenido hasta ahora, y pidió a los legisladores republicanos una normativa dura contra la inmigración, amenazando además a México con romper el tratado comercial que comparten y renegocian con Canadá (Nafta, en sus siglas en inglés).
«Los agentes de frontera no pueden hacer su trabajo adecuadamente por culpa de leyes liberales (demócratas) absurdas como la de catch & release [atrapa y suelta]. Se vuelve más peligroso. Están viniendo ‘caravanas’. Los republicanos deben usar la opción nuclear para aprobar leyes duras ahora. YA NO [hay] TRATO SOBRE DACA», escribió el presidente en su cuenta de Twitter. DACA son las siglas del programa que en su día aprobó la Administración de Barack Obama por el cual se daba residencia temporal a esos migrantes que se han criado y formado como cualquier estadounidense, pero son indocumentados. Hay unas 700.000 personas registradas bajo dicho plan, aunque el colectivo de irregulares en dicha situación es mucho mayor.
La posición de Trump sobre ellos ha fluctuado. Al poco de llegar a la Casa Blanca, afirmó que su intención era protegerles, pero en septiembre del año pasado decidió no renovar el DACA y tratarles como a cualquier otro inmigrante sin papeles, susceptible de deportación bajo de su Gobierno, haya cometido o no delitos. El Congreso tenía unos meses para encontrar un plan alternativo. Después, con las negociaciones presupuestarias, encontró en estos dreamers la moneda de cambio perfecta para lograr que los legisladores aprueben fondos para el polémico muro que quiere construir en la frontera con México. En concreto, reclamó 25.000 millones para ese proyecto a cambio de no expulsarlos, abriendo la puerta a la ciudadanía para unos 1,8 millones jóvenes migrantes en el plazo de 10 o 12 años si cumplían una serie de requisitos (empleo y formación) y habían tenido un “buen comportamiento”.
La decisión de California el pasado enero anuló el chantaje, al menos por el momento, ya que decidió bloquear la eliminación del programa de forma cautelar mientras se decidía el fondo del asunto. Los dreamers, por ahora, se quedan en Estados Unidos, pero los legisladores no han llegado a ningún acuerdo sobre ellos en los dos últimos acuerdos presupuestarios, ni tampoco han consignado dinero para el muro con México que Trump tanto ansía, lo que ha molestado mucho al presidente. Este domingo, a punto de entrar a la misa de Pascua el Florida, donde está pasando fin de semana, se reafirmó: «Mucha gente están entrando porque se aprovechan de DACA y de veras vamos a tener qué verlo. Tuvieron una gran oportunidad. Los demócratas la fastidiaron», dijo.
Trump pide leyes migratorias más duras y las pide para ya. Cuando reclama a los republicanos que recurran a la «opción nuclear», se refiere a un mecanismo por el cual el líder de la mayoría en el Senado (que es el republicano Mitch McConnell) puede cambiar las reglas de la Cámara alta y requerir una aprobación solo por mayoría simple, es decir, 51 de los 100 votos, en lugar de los 60.
Contra México
Trump también acusó a México este domingo de no estar haciendo «NADA» para evitar que mucha gente cruce su frontera y entre en Estados Unidos ilegalmente. «Se ríen de nuestras tontas leyes migratorias. Tienen que parar los grandes flujos de drogas y gente o o yo pararé la gallina de los huevos de oro, NAFTA. ¡Necesitamos el muro!», recalcó.
La amenaza al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC o Nafta) se produce justamente cuando las complicadísimas conversaciones para reformarlo entran en la que se supone es una de las últimas rondas de negociación (ya van siete) y cuando Washington había expresado algo de optimismo sobre su resultado. El negociador jefe de la Administración Trump, Robert Lighthizer, dijo hace un par de semanas en el Congreso estadounidense que se había logrando «buenos avances».
Los duros mensajes de este domingo en Twitter son difíciles de interpretar en el Universo Trump. Pueden ser un simple desahogo matinal del presidente, que el día anterior se dedicó a tildar de lobby a un periódico crítico con él porque pertenecer a Jeff Bezos, dueño de Amazon, compañía a la que tiene entre ceja y ceja. O pueden significar realmente un cambio de postura del mandatario respecto a dos asuntos con múltiples afectados en varios países, el futuro de los dreamers y del gran tratado comercial de Norteamérica. La decisión cautelar de un juez protege de momento a los primeros.