Alrededor de 500 personas salen a las calles del barrio de Tetuán para exigir el desalojo del «Hogar Social Madrid», ocupado recientemente por ultraderechistas para ayudar a familias necesitadas únicamente si son españolas
JAIRO VARGAS. PÚBLICO.- Medio millar de personas se han manifestado este sábado en las calles del madrileño barrio de Tetuán contra el «Hogar Social Madrid- Ramiro Ledesma», nombre con el que los ultraderechistas han bautizado al local que han okupado en la calle Juan de Olías.
La protesta, que fue convocada por los vecinos del barrio y a la que han acudido en apoyo numerosos miembros de colectivos antifascistas, ha terminado sin ningún incidente pese a la tensión que se ha desatado cuando la marcha ha llegado a la calle en la que se ubica el edificio local. Sus ocupantes se han asomado a las ventanas con la cara cubierta por máscaras, bajo una gran bandera de España para responder a los gritos que les llegaban desde el exterior. La fuerte presencia policial ha disipado las posibilidades de cualquier enfrentamiento, al menos por hoy, porque como advertían sus gritos, «ya volveremos sin policía».
La movilización se había comunicado «de urgencia a la Delegación de Gobierno», según ha explicado a Público Pedro, un vecino de Tetuán de 56 años que sostenía la pancarta que encabezaba la marcha bajo el lema «Fuera racistas de nuestros barrios». «La presencia de personas de ideología fascista, racista, xenófoba y excluyente nos tiene intranquilos a todos los vecinos. Un local de estas características atrae a gente con un comportamiento violento», explica Pedro, que destaca el problema de que los neonazis se hayan instalado en un barrio con abundante población extranjera: «Acabará habiendo choques con la gente a la que desprecias, con los inmigrantes», añade.
El «Hogar Social Madrid- Ramito Ledesma» es un edificio vacío en el que los neonazis, vinculados al partido político Movimiento Social Republicano (MSR) -según los convocantes- tiene como objetivo prestar ayuda a las familias necesitadas del barrio, según explican en su página de Facebook, una labor social de la que excluyen a las familias o ciudadanos que no sean españoles. La paradoja, es que el local se encuentra en una calle «en la que viven mayoritariamente personas extranjeras», explicaba otra vecina de mediana edad que no ha querido facilitar su nombre, sorprendida por el «avance» de los grupos ultraderechistas en la zona.
Los asistentes a la protesta han coreado gritos como «fuera fascistas de nuestros barrios» o «Madrid será la tumba del fascismo», aunque han ido subiendo de tono una vez que el grueso de la marcha ha llegado a la calle del «centro social» de los ultras, quienes les esperaban con la tranquilidad que les brindaba un enorme dispositivo policial. Más de 30 agentes antidisturbios y varias furgonetas han impedido que los manifestantes, la gran mayoría de estética antifascista, se acercaran a más de 30 metros del lugar. Las provocaciones verbales se han dejado escuchar desde ambos lados de la calle, con gestos de los ultras en los que les incitaban claramente a cruzar el cordón y enfrentarse con ellos. Los antifascistas les han tachado de «cobardes», han acusado a la Policía de «proteger a los fascistas», y han respondido a los gritos con lemas como «Adolf Hitler era transexual» o «sin piernas, sin brazos, los nazis, a pedazos».
Una vez desconvocada la protesta por sus organizadores, alrededor de las 19.30 horas, aún permanecían cientos de personas cortando uno de los carriles de la calle Bravo Murillo, hasta que los agentes les han obligado a retroceder hasta la acera.
Desde los aledaños, otros vecinos -sobre todo de procedencia latinoamericana- observaban la marcha desde el profundo desconocimiento unos, y con la mayor aprobación otros. Tres jóvenes españoles, de ascendencia dominicana, aseguraban a este diario que temen ser perseguidos por los neonazis. «Sobre todo por las noches se organizan para «ir a cazar», como ellos dicen. Van más de diez buscando a extranjeros solos para darles una paliza», relatan, por lo que ven con buenos ojos que alguien se movilice contra ellos.
Zaragoza, el inicio
Este local madrileño no es el primero que ocupan los neonazis. En Zaragoza, el MSR ha reconocido la okupación de otro edificio, al que han bautizado «Hogar Social Zaragoza», y aunque se han desvinculado de la okupación de este en Madrid y otro en Castellón, aprueban la «labor social» excluyente y claramente racista que se practica en ellos. La supuesta labor social «patriota» de la extrema derecha española toma como referencia a Amanecer Dorado en Grecia, conocido partido político neonazi cuya cúpula se encuentra en prisión, pero con representación en las instituciones, que reparten comida en un país devastado por la crisis económica, aunque sólo para griegos. Sin embargo, esta deriva de las «ocupaciones patriotas inconformistas», al estilo de los movimientos sociales más vinculados a la izquierda política, es relativamente nueva en España.
Es una clara muestra de la renovación que están experimentando grupos ultras como el MSR o España 2000, y que toman como referencia a los fascistas italianos, cuyo máximo exponente es el Casa Pound, una organización fascista dedicada a proveer de vivienda a personas sin hogar italianas. «Los neonazis llevan años disfrazando su estética e imitando el discurso de los movimientos sociales para ganar adeptos», critican los convocantes de la manifestación, que añaden que «quieren aprovechar la crisis para propagar sus ideas racistas y desviar la lucha contra los recortes sociales para culpabilizar y señalar a la inmigración como causa de los problemas actuales como el paro, la pobreza y la falta de oportunidades». Y es que el nuevo discurso de la extrema derecha española habla de acabar con la especulación, de parar desahucios y repartir comida a los necesitados, de «demoler el poder del dinero por la fuerza del trabajo desinteresado por nuestro pueblo».