El club confía en su forma de proceder y en que este incidente no derive en un castigo para la entidad. «Basta de racismo en El Molinón», exigen varios jugadores del Sporting en un vídeo
JAVIER BARRIO. EL COMERCIO.- El Sporting aguarda la evolución del procedimiento desencadenado a raíz de los gritos racistas que un reducido grupo de aficionados de la grada joven -ubicada en el Fondo Sur- profirió el domingo, en el minuto 22 del encuentro frente al Athletic en El Molinón, contra Iñaki Williams. «He detenido el partido durante un minuto debido a que desde uno de los fondos se profirieron sonidos imitando la onomatopeya del mono dirigido al jugador numero 11 Iñaki Williams Arthur», detalló en su acta arbitral el colegiado Carlos Clos Gómez.
En Mareo hay una moderada confianza en que este suceso no acarree graves consecuencias para la entidad, al interpretar que el club ha mostrado su rechazo claro a cualquier tipo de violencia verbal y que además, como evidenció este domingo, cumple de forma escrupulosa con lo que se le demanda en la lucha contra la violencia en el fútbol. En el peor de los casos para los intereses del Sporting, el club esperaría una sanción económica. Aunque, al mismo tiempo, también existe el temor a que se quiera dar ejemplo en la primera jornada del campeonato para prevenir posibles conductas futuras de este tipo en otros campos.
El club dio ayer una vuelta de tuerca más en el rechazo a este incidente. A primera hora de la tarde emitió un comunicado en el que manifestaba que «el Real Sporting condena cualquier tipo de acto de racismo, xenofobia o conducta violenta en el deporte, cumpliendo escrupulosamente las leyes y normas que lo regulan en el deporte». La nota fue acompañada de un vídeo en el que participaban Babin, Cop, Ndi, Cuéllar, Afif y Rachid. Todos ellos declaraban su rechazo a este tipo de actitudes. «Basta de racismo en El Molinón», solicitaba por ejemplo el croata, autor del primer tanto ante el Athletic.
«Los vamos a expulsar»
Javier Tebas, presidente de la Liga de Fútbol Profesional, se apuntó ayer a esta última posibilidad y demandó «una sanción dura contra la zona del estadio desde la que se profirieron los insultos racistas», especificando que este castigo consistiría exclusivamente en la clausura de ese fondo: «El árbitro lo recogió en el acta. Corresponde al Comité de Competición de la Federación sancionar. Puede optar por una advertencia o el cierre de esa zona. Me inclino porque se cierre esa zona». Acto seguido advirtió de que la lucha contra los radicales del fútbol seguirá: «Vamos a seguir por la misma línea. Antes, los grupos ultras campaban con absoluta impunidad, pero nuestros datos nos indican que van desapareciendo del fútbol. Los vamos a expulsar del fútbol con plena seguridad. Nuestro objetivo es que las gradas de los estadios sean un lugar al que puedan ir las familias y los padres y madres no deban dar explicaciones a sus hijos porque a su lado hay gente que insulta».
El hecho de que el incidente fuera recogido en el acta arbitral a la conclusión del choque obliga a esperar un pronunciamiento del Comité de Competición, que abrirá un expediente y que podría hablar mañana. El Sporting, por su parte, dispondrá de tres días por si quiere recusar al instructor y otros tantos días para acreditar que adoptó las medidas obligatorias. A partir de ahí se abrirá un periodo de alegaciones, con una propuesta de resolución, hasta llegar a la resolución final. El proceso podría dilatarse hasta un mes y medio.
Se espera otra procedimiento paralelo con la información recabada por los informadores de la Liga y que ayer mismo fue trasladada a la Comisión Estatal contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte. El Athletic, en este apartado, se dio por satisfecho con la redacción del acta y declinó la posibilidad de participar en el mismo.
En cualquier caso, el Sporting cuenta a favor con su rápida actuación y las consideraciones del propio acta arbitral del aragonés, que en el mismo párrafo reconoce que el club actuó como corresponde: «Dicho hecho fue comunicado al delegado de campo para que a través de megafonía se dieran las instrucciones oportunas, realizándose éstas de manera inmediata. Una vez hecha la advertencia pública, se reanudó el juego, no volviéndose a producir ningún otro incidente». A esto hay que añadir que la megafonía de El Molinón hizo dos llamamientos, antes y después, contra la violencia verbal.
