EFE. LA VANGUARDIA.- La Justicia sudafricana inició este lunes las audiencias para estudiar si enarbolar la antigua bandera que simbolizó al régimen de segregación racial del «apartheid» se debe considerar «discurso de odio» y, por tanto, punible por la ley.
La vista del caso empezó en Johannesburgo en la Corte de Igualdad de Sudáfrica, un tribunal con competencia en asuntos relacionados con la igualdad de derechos y los principios de no discriminación establecidos por la Constitución.
La causa contra el «despliegue gratuito» de la bandera está impulsada por la Fundación Nelson Mandela -que vigila el legado del fallecido Nobel de la Paz y primer presidente negro del país-, con el apoyo de otras organizaciones civiles e instituciones, como la Comisión Sudafricana de Derechos Humanos.
En su presentación judicial en la primera audiencia del caso, la Fundación argumenta que cualquier uso de la bandera que no tenga fines justificados, como «periodísticos, académicos o artísticos», debe considerarse un acto de «discriminación», de «acoso» y de «discurso de odio» contra la población negra del país, que vivió oprimida durante casi medio siglo por culpa del «apartheid».
Frente a ellos se ha posicionado el grupo de presión afrikáner Afriforum, que defiende que enarbolar la bandera no se puede penalizar por ser una cuestión de libertad de expresión.
«Si el ‘apartheid’ fue un crimen contra la humanidad (declarado por la ONU) y esta bandera representa el ‘apartheid’, la bandera representa un crimen contra la humanidad y debemos encontrar el camino para ponerla donde se merece, en lugares académicos o en museos», explicó a Efe Luzuko Koti, director de Comunicación de la Fundación Mandela.
«La antigua bandera significa mucho para mucha gente: dolor, sufrimiento…La gente perdió a sus familias y la bandera significaba que el ‘apartheid’ estaba alrededor. Si dices que esto cae en el ámbito de la libertad de expresión, lo que dices es que eres libre para expresar odio», razonó Koti.
La causa fue impulsada después de que la antigua bandera se viera en protestas de agricultores afrikáner contra la violencia que sufren habitualmente -muchas veces con consecuencias mortales- debido a los conflictos por el desigual reparto de la tierra (mayoritariamente aún en manos blancas) y el clima de criminalidad general en el país.
La antigua bandera, de colores naranja, blanco y azul, entró en vigor en 1928 para simbolizar a la Unión Sudafricana, nombre del territorio mientras estuvo bajo dominio británico, hasta 1961.
Tras la independencia oficial del país, la misma bandera representó a la República de Sudáfrica hasta la llegada de la democracia multirracial, en las elecciones de 1994, cuyo vigésimo quinto aniversario se conmemoró este fin de semana.
La enseña estuvo vigente, por tanto, durante el oscuro periodo de la segregación racial del «apartheid», que había entrado oficialmente en vigor en 1948.
Con la llegada de la democracia, la antigua bandera fue sustituida por la actual, que incluye los colores rojo, blanco, verde, azul, negro y amarillo, para simbolizar la diversidad del país.
Pese a ser apodada la «nación arco iris» desde entonces, Sudáfrica aún convive con fuertes tensiones raciales y una sociedad muy desigual en la que la mayoría negra continúa ocupando los estratos más desfavorecidos.