Se desvela la identidad del nuevo líder del IS, un iraquí que ejerció como ‘número dos’ de Al Bagdadi

| 20 enero, 2020

FRANCISCO CARRIÓN. EL MUNDO.- Desde el anuncio de su nombramiento, días después de ser liquidado Abu Bakr al Bagdadi, el nuevo líder del autodenominado Estado Islámicose había resguardado bajo un nombre de guerra. La verdadera identidad de Abu Ibrahim al Hashimi al Qurayshi es Amir Mohamed Abdelrahman al Mawli al Salbi, han desvelado dos agencias de inteligencia citadas este lunes por el rotativo británico The Guardian a partir de la información proporcionada por espías infiltrados en la organización yihadista.

«La información no supone una sorpresa. Se trata de la misma persona que recibe los nombres de Al Hajj Abdalá y Abdalá Qardash. En documentos internos del IS [Estado Islámico, por sus siglas en inglés], Al Hajj Abdalá era identificado de manera reiterada como el número dos de Al Bagdadi y fue señalado por uno de los dirigentes del IS arrestados como su más que probable sucesor», indica a EL MUNDO Ayman el Tamimi, un reputado experto en el grupo que hace un lustro llegó a controlar vastas zonas de Siria e Irak.

El IS anunció el heredero de Al Bagdadi el pasado 31 de octubre en un mensaje firmado por Al Furqan, el brazo mediático de la organización dedicado a difundir mensajes de su cúpulaEl comunicado confirmó el óbito de Al Bagdadi cinco días antes en una operación de las fuerzas especiales estadounidenses en un pueblo sirio limítrofe con Turquía y el de su entonces portavoz, Abu Hasan al Muhajir, en una misión paralela y avanzó los nombres de sus sucesores, salvaguardando su identidad para evitar nuevos golpes a su estructura.

El nuevo «emir al Muminín» (caudillo de los creyentes, en árabe) es un viejo conocido de los servicios de inteligencia regionales y occidentales. Graduado en «sharía» (legislación islámica) por la Universidad de Mosul, nació en Tal Afar, una ciudad emplazada a unos 70 kilómetros al oeste de Mosul. Miembro de la minoría turcomana, es uno de los pocos miembros no árabes de la élite del IS.

La biografía disponible hasta ahora le consideraba un ex oficial del ejército de Sadam Husein que en 2003, tras la invasión estadounidense del país y el desmantelamiento de las fuerzas armadas iraquíes, inauguró -como tantos otros- su travesía hacia el radicalismo. El hoy caudillo del IS conoció a Al Bagdadi en Camp Bucca, un centro de detención en el sur de Irak establecido y administrado por las tropas estadounidenses tras su arresto en 2004.

Fue allí donde el «profesor Abdalá» fue seducido por el ideario de Al Bagdadi. Leal siempre al que se convertiría en 2010 en líder de la organización, el nuevo rostro del terror es uno de los ideólogos más veteranos del grupo, responsable -por ejemplo- de urdir la justificación religiosa del genocidio de la minoría yazidí en el norte de Irak. En el verano de 2014, miles de mujeres yazidíes fueron secuestradas y convertidas en esclavas sexuales mientras que otros tantos miles de varones eran asesinados a sangre fría y lanzados a fosas comunes cuya labor de identificación y recuperación de cuerpos aún no ha concluido.

Al Salbi, miembro fundador de la organización, fue nombrado por el consejo de la Shura, el órgano del IS donde se dirimen los principales asuntos militares y religiosos, horas después del fallecimiento de Al Bagdadi. Hasta la fecha, el Tesoro estadounidense ofrecía una recompensa de cinco millones de dólares por información que pudiera llevar a su detención.

Fuentes de inteligencia consideran que, en lugar de acompañar a Al Bagdadi hacia la provincia siria de Idlib, su heredero se halla escondido en el oeste de Mosul, al abrigo de las células durmientes que permanecen en los pueblos que rodean la urbe.

Precisamente el pasado jueves las fuerzas de seguridad iraquíes anunciaron la detención del considerado mufti del IS, Shifa al Nima, el líder religioso que dictó las fetuas (edictos islámicos) ordenando la ejecución de clérigos y académicos que rehusaron sumarse al IS; la lucha contra el ejército iraquí o la destrucción de monumentos como la mezquita del profeta Yunus en la ciudad. El dirigente, arrestado en un distrito de Mosul, fue traslado a un centro de detención en un camión porque no puede caminar y pesa 254 kilos.

Desde su ascenso, Al Sabi ha tratado de reorganizar el andamiaje de una organización que, surgida de Al Qaeda en Irak, logró expandirse más allá de las fronteras de Siria e Irak, donde construyó un califato que llegó a tener una superficie similar a la de Reino Unido y terminó de derrumbarse el pasado marzo tras la pérdida del último feudo en Siria.

El resurgimiento del IS inquieta a las fuerzas de seguridad iraquíes. Curtido en la insurgencia, el movimiento no controla ya territorio pero ha aumentado sus acciones en los últimos meses, con la colocación de artefactos explosivos improvisados, los asesinatos selectivos y las emboscadas a las tropas iraquíes en las provincias de Saladino, Kirkuk y Nínive. En Siria, los coletazos de la guerra y el extremismo incubado en los campos de Al Hol y Al Roj -donde habitan familiares de militantes del grupo- también contribuyen al renacimiento de las últimas huestes.

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