Reino Unido quiere devolver a Francia a los migrantes irregulares que crucen el Canal de la Mancha

| 9 septiembre, 2021

La fuerza fronteriza británica está siendo entrenada en nuevos métodos para obligar a los barcos a dar media vuelta. París advierte que no aceptará «chantajes».

Las tensiones entre Londres y París por el flujo incesante de inmigrantes que se aventuran a cruzar el Canal de la Mancha amenazan con crear un conflicto diplomático sin precedentes. La secretaria de Interior británica, Preti Patel, ha anticipado que la Fuerza de Fronteras planea mandar de vuelta a Francia a los botes interceptados. Su homólogo francés, Gérald Darmanin, ha advertido que su país «no aceptará prácticas contrarias al derecho del mar».

Darmanin fue aún más allá el jueves, horas después de su encuentro personal con Patel, y acusó al Reino Unido de practicar el «chantaje financiero», por su amenaza de bloquear las partidas de 63 millones de euros de cooperación para combatir la inmigración ilegal entre los dos países.

El rifirrafe diplomático llega al término del verano más intenso en el Canal de la Mancha, con la crisis de los refugiados afganos como telón de fondo. Se estima que unos 13.500 inmigrantes han logrado culminar la arriesgada travesía de 34 kilómetros en lo que va de año (frente a los 8.420 en el 2020).

El buen tiempo propició el lunes pasado el desembarco de 785 inmigrantes, cerca del récord diario de 828 registrado el mes pasado. La imagen del bote salvavidas cargado con más de 30 inmigrantes (la mitad de ellos, niños) en las playas de Dungeness y la llegada de otro barco de rescate al puerto de Dover dispararon las alarmas entre los diputados conservadores, reclamando una acción contundente al Gobierno de Boris Johnson.

La respuesta no se hizo esperar, y la propia Priti Patel puso sobre la mesa el miércoles el cambio de estrategia de la Fuerza de Fronteras y su intención de mandar a los botes con inmigrantes de vuelta a las costas francesas. Hasta la fecha, los botes interceptados en aguas territoriales británicas son escoltados hasta las costas del sur de Inglaterra. Ocasionalmente, si se teme por la seguridad de las embarcaciones, los inmigrantes son transferidos incluso a lanchas salvavidas.

A lo largo del verano, ante las presiones de sus propios diputados, el Gobierno británico ha estado trabajando en el respaldo legal a la nueva estrategia y ha empezado incluso la preparación de sus agentes de fronteras para patrullar en el límite de las aguas territoriales (a 18 kilómetros de las costas británicas) y «redirigir» los botes con inmigrantes hacia las costas francesas.

RESPALDO MAYORITARIO EN EL PARLAMENTO

Boris Johnson se ha asegurado por otra parte el respaldo de la mayoría conservadora en el Parlamento a la polémica medida. «Dependemos en gran medida de lo que están haciendo los franceses», reconoció el «premier» el miércoles en la Cámara de los Comunes. «Vamos a asegurarnos de que usamos todas las tácticas posibles a nuestra disposición para acabar con el vil tráfico (humano) y con la manipulación de las esperanzas de la gente.

La pretensión británica de enviar a los botes de inmigrantes de vuelta fue sin embargo descalificada de entrada por el Gobierno francés como un intento de «reescribir las reglas de derecho marítimo«.

«El Reino Unido ha dejado la Unión Europea, pero no puede abandonar la comunidad internacional ni las Naciones Unidas», advirtió el diputado por Los Republicanos en Calais Pierre-Henri Dumont, que recordó cómo Francia tramita al año cuatro veces más solicitudes de asilo que el Reino Unido.

«La amistad entre nuestros dos países merece algo mejor que estos posicionamientos que subvierten la cooperación entre los dos países», recalcó el jueves el ministro de Interior francés Gérald Darmanin. Tras su reunión con Priti Patel, advirtió cómo esas tácticas tendrían «un impacto negativo» en la relación entre París y Londres.

La posición francesa sobre intervención en el mar no ha cambiado», recordó Darmanin en una carta difundida tras su encuentro bilateral. «La seguridad de las vidas humanas en el mar es nuestra prioridad, por encima de consideraciones sobre la nacionalidad, el estatus o la política migratoria (…) Por lo que respecta al tráfico y a las condiciones de la travesía del Canal, Francia no ve otra solución que intervenir sobre las bases de las leyes internacionales de búsqueda y rescate en el mar».


Darmamin aseguró que la coordinación entre las fuerzas de seguridad de los dos países es «buena y efectiva» y declinó de paso la oferta británica de crear «un comando central» de vigilancia en el Canal o la cesión de aviones de reconocimiento para patrullar las costas francesas».

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