LA OVEJA ROSA. LA OPINIÓN DE MÁLAGA.- Una pareja de lesbianas acusa al Registro Civil de Málaga de discriminarlas cuando fueron a inscribir a su hija recién nacida a causa de su condición de homosexuales.
Eloisa y Mariana, de 34 y 29 años, querían ver cumplido su sueño de ser madres. Tras sopesar cuál de las dos se sometería a la técnica de fecundación in vitro, decidieron que probara Eloisa por razones de edad y para que viera cumplido su deseo. Se dirigieron a la Unidad de Reproducción Asistida de la Clínica el Ángel, donde el embarazo fructificó al primer intento. Unos meses después nacía su pequeña en las instalaciones de este mismo hospital.
Pero su alegría se mitigó en parte al encontrarse con las trabas de los funcionarios del Registro Civil. Antes de dar a luz ya sabían que los papeles que debían entregar para formalizar la inscripción de su hija eran diferentes a los que ha de entregar una pareja heterosexual. Las lesbianas deben, en primer lugar, estar casadas o ser pareja de hecho y presentar un documento previamente tramitado por la clínica en el que la pareja firma en calidad de matrimonio y donde se contempla que a todos los efectos ambas son madres de pleno derecho sobre el futuro bebé.
Pero, pese a tener este documento en regla, cuando fueron a informarse de qué era necesario, en el Registro Civil de Málaga le exigieron un certificado médico de la unidad de reproducción firmado por el médico que ha asistido a la madre gestante, su número de colegiado, y que especificase que se trataba se una inseminación artificial con semen donante, que el embarazo había sido satisfactorio, la clínica y los datos de la gestante.
La pareja cree que al organismo lo único que le importa es evitar la posibilidad de que un varón aparezca reclamando que el bebé es suyo. «Es algo absurdo ya que, como es obvio, se trata de una donación anónima, y no de un padre como tal», señala Mariana, que lamenta que la postura de los funcionarios evidencia que no es importante la implicación de la segunda madre, ni que estén casadas o la firma del consentimiento.
Dada la situación, esta pareja se puso en contacto con el Ministerio de Justicia. Un trabajador les comunicó que la ley permite que puedan exigir toda la documentación que consideren necesaria.
Y el día del nacimiento llegó. Entonces, les exigieron que debían estar las dos para la inscripción de la niña. «Recién parida y aún con los puntos tuve que ir al registro. A la vez que nosotras, llegaron dos parejas de distinto sexo. Mientras nosotras permanecíamos allí porque no querían registrar a la niña bajo el argumento de que en el certificado médico no especificaba que el semen donante era anónimo, a estas parejas, sin estar casadas ni de hecho y, ni tan siquiera vivir juntos, no se les puso impedimento alguno para su inscripción», señala Eloisa.
Aunque finalmente lograron inscribir a su bebé gracias al documento confidencial de «capacitación espermática», ambas mujeres se sintieron discriminadas. «Nos hicieron sentir inferiores al resto de ciudadanos», critican, mientras aplauden que en el Registro Civil de Benalmádena esto no ocurre.