BERTRÁN CAZORLA. LA DIRECTA.- El partido de más alto riesgo de la temporada en el estadio del Espanyol, la visita del Barça, acabó este sábado con graves disturbios, como cuesta recordar en Cornellà-El Prat. Incluso en el vestíbulo del campo se produjeron tumultos y cargas de los mossos antidisturbios. Los disturbios continuaron fuera, donde se vieron contenedores volcados y se escucharon disparos de escopeta policial. Los enfrentamientos entre dos facciones de la afición, la Juvenil y la Curva, llegaron el sábado al clímax, pero ya hace tiempo que duran. Ya en enero de 2013 el primer grupo abandonó la Curva, ante la infiltración de grupos que pretenden, según dicen, «reespanyolitzar» la entidad. Los componen veteranos aficionados radicales, que rondan la cuarentena y entre semana muchos visten corbata y hacen de ejecutivos de grandes multinacionales o de profesionales liberales; pero también jóvenes próximos al Casal Tramuntana y PxC. No siempre esconden sus simpatías fascistas y ya se han hecho notar en la junta general de accionistas que, en noviembre de 2012, escogió presidente de la entidad Joan Collet, así como en desplazamientos y en el campo del Espanyol B . «Estamos volviendo a tener este problema que hace unos años habíamos erradicado», admite una fuente de la directiva.
Los acontecimientos del pasado sábado se suman a los que sucedieron durante el otro partido de alto riesgo de la Liga: la visita del Real Madrid. El pasado 12 de enero, cuatro jóvenes fueron detenidos, según fuentes del RCDE. Indican que uno tenía antecedentes y todos ellos eran de la Curva.
Gran parte de la afición observa esta evolución entre el temor y la indignación. Oficialmente, el club asegura que la situación está controlada: subraya que los ultras son minoritarios y que no han ganado en influencia ni los fascistas, por una parte, ni, tampoco, añaden en un intento de preservar una supuesta neutralidad, facciones independentistas de la afición. Pero fuentes de la directiva admiten que se enfrentan a «un problema grave» y que desde al menos el inicio de esta temporada han reforzado los controles de acceso al campo, de acuerdo con los Mossos, en los partidos más calientes.
La Directa, en su edición 356, analiza quiénes son estos ultras, en qué grupos se articulan, desde cuando, y qué contactos tienen. Además, el historiador Carles Viñas, uno de los mayores expertos en aficiones radicales al fútbol en Cataluña, repasa, en una colaboración especial para la Directa, el origen y la evolución a lo largo de las décadas de los Brigadas Blanquiazules .
