La Policía detuvo ayer en Dos Hermanas a tres jóvenes por el «juego» mortal que segó la vida a un hombre al que pagaron diez euros a cambio de dejarse grabar con la barba ardiendo
E. RAMOS. SEVILLA.- Le pagaron diez euros a cambio de que se metiera fuego en la barba mientras lo grababan con sus teléfonos móviles para colgar la escena en internet. No era la primera vez que lo hacían. Pero en la noche del 13 de mayo el «juego» se les fue de las manos. El toxicómano de 46 años en cuya cara prendieron las llamas fue supuestamente rociado en el resto de su cuerpo y sufrió quemaduras graves que cinco días después le provocaron la muerte en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla.
Los hechos sucedieron en Dos Hermanas, donde ayer fueron detenidos por la Policía los tres presuntos autores del homicidio. Tienen 25, 24 y 21 años y, según las fuentes consultadas, en el domicilio de uno de ellos fueron intervenidas varias armas —escopetas, pistolas, un revólver…— y distintos dispositivos móviles y ordenadores que la Policía está rastreando para buscar las imágenes que supuestamente ellos mismos grabaron y que estuvieron colgadas unos días en Youtube.
La víctima, Miguel M.F., conocido como «Miguelo» en la localidad, había accedido ya en otras ocasiones anteriores al «juego» que le proponían los jóvenes, una peligrosa «diversión» que está muy extendida en internet y que consiste en difundir escenas de indigentes quemándose la barba a cambio de dinero. En esta ocasión, los presuntos autores le pagaron diez euros y lo metieron en un contenedor para proceder a la quema. Pero las llamas se extendieron por todo su cuerpo y no pudo salir de allí.
«Miguelo» fue trasladado al Virgen del Rocío, donde permaneció en estado muy grave durante días hasta que el 18 de mayo falleció. El juzgado de instrucción número 3 de Dos Hermanas se hizo cargo del caso y desde entonces ha venido practicando diligencias para esclarecer los hechos y llegar hasta los autores, a los que en principio atribuye un delito de homicidio. Según las mismas fuentes, la víctima era una persona muy conocida por ellos, ya que incluso pernoctaba en una zona marginal muy próxima al domicilio de los detenidos.