JOAN CARLES MENESES. PRESS DIGITAL.- Vladimir Putin ha decidido afrontar la pandemia del coronavirus rescatando el fantasma del enemigo exterior que quiere destruir la nación. Mientras los rusos pueden moverse libremente por Moscú, los extranjeros, sean turistas o residentes, tienen prohibida la asistencia a cualquier evento cultural.
«Las medidas que se han tomado están muy focalizadas en culpar al extranjero y a impedir la protesta», afirma Álex Bustos, periodista residente en Moscú. Por un lado, Putin intenta eludir responsabilidades culpando al resto del mundo y, por otro, utiliza la amenaza de pandemia para impedir las manifestaciones.
Pero el tiempo avanza, y el coronavirus también, por lo que el Kremlin se ha visto forzado a cambiar su discurso a medida que pasan los días. El lunes, según el presidente de la Federación, la situación estaba «bajo control», y sólo se limitó el aforo a máximo 5.000 personas en eventos públicos. Hoy, ya está sobre la mesa confinar a la población en sus casas y se ha suspendido la liga de fútbol, de baloncesto, y de hockey sobre hielo.
Del mismo modo, se ha prohibido la entrada de extranjeros en el país hasta el 1 de mayo, y se obliga a hacer cuarentena a aquellos viajeros que ya lo hayan hecho procedentes de España, Italia, Irán China. También se han cerrado las fronteras con Bielorrusia, Polonia, Noruega y China.
«La población no se lo acaba de creer», afirma Bustos. La situación de Rusia actualmente es parecida a la de España hace una semana: los ciudadanos dudan sobre el alcance del virus, aunque parte de la población ya se ha preparado para lo que venga. «En el supermercado falta carne, papel higiénico, harina o pasta», aunque esto sólo ocurre en Moscú. «En las regiones más rurales la gente aún no entiende qué es el coronavirus», explica Bustos.
CIFRAS DUDOSAS
Según el Kremlin, en Rusia aún no hay ningún muerto por coronavirus y sólo 116 infectados. Sin embargo, son muchas las voces que dudan de esas cifras, y más observando las medidas adoptadas por el Kremlin. Algunos profesionales sanitarios en Moscú denuncian que los test de detección dentro del país se han visto obstaculizados por la burocracia, según informa The Moscow Times.
El procedimiento utilizado por las autoridades rusas para detectar el COVID-19 no destaca por ser rápido. Un laboratorio ubicado en las afueras de la ciudad de Novosibirsk, en Siberia, a 3.380 kilómetros de Moscú, es el único en el país capaz de determinar oficialmente si una prueba es positiva. Los médicos, cuando hacen un test, lo envían a un centro local que, a la vez, lo redirige al laboratorio siberiano para confirmar el diagnóstico.
Las autoridades están tratando de agilizar este proceso para conocer mejor cuál es el alcance real del virus en el país. «Vamos a tener un centro como este en Moscú pronto para no tener que enviar las pruebas tan lejos», afirma Alexei Kurinny, diputado de la Dumma estatal.
Mientras tanto, el paisaje en la capital ya no es el mismo. «Moscú parece más vacía», afirma Álex Bustos. «Algunas personas han marchado a sus dachas (las segundas residencias en el campo)» señala.