La Junta rectifica tras anunciar un recorte de plazas y garantiza que habrá financiación para atender a todos los muchachos
LAURA GARÓFANO. EL MUNDO.- Seis asociaciones de atención a inmigrantes se han concentrado este lunes en Cádiz frente a la sede de la Junta de Andalucía contra el recorte de plazas de acogida a menores inmigrantes en toda la comunidad autónoma. Todos con mascarilla, guardando la distancia de seguridad y portando mensajes como «no son números, son menores» o «no sobran inmigrantes, sobran racistas». El origen de la protesta se encuentra en una misiva que fue enviada por la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación a mediados de mayo en el que comunicaba el cese de la ayuda presupuestaria para financiar los centros de menores no acompañados (MENA). Esa decisión se rectificó en días posteriores y la Junta habla ahora de reagrupación y no de reducción de plazas. La carta, en cualquier caso, jusficaba el recorte por «la situación sobrevenida por la crisis social y humanitaria derivada de la pandemia del Covid-19», y la «reprogramación presupuestaria» a que se ha visto obligado el Gobierno andaluz.
En el caso de la Asociación de Familias Solidarias de Andalucía, la Junta les anunció la supresión de 30 plazas de acogida para Cádiz y Málaga, dejando para ambas provincias la financiación, a partir del 1 de junio, de 40 plazas, a razón de 20 para cada una. La carta, a la que ha tenido acceso EL MUNDO, recogía que sería así «hasta final de año y sin perjuicio de que, en función de los flujos migratorios, se puedan ampliar mediante otras fórmulas de financiación».
Sin embargo, fuentes de la Consejería confirman que el contenido de esa carta fue después matizado tras la reunión de la consejera, Rocío Ruiz, con el Defensor del Pueblo Andaluz, Jesus Maeztu. En la misma, la consejera de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación concretó que la Consejería ha alcanzado un acuerdo con las entidades colaboradoras que gestionan los dispositivos destinados a estos menores migrantes para el mantenimiento de 650 plazas en centros de protección en toda Andalucía. Y demandan mayor apoyo por parte del Gobierno central, al ser Andalucía la comunidad autónoma que mayor flujo migratorio absorbe, pues presta atención al 37 por ciento de todos los menores acogidos en España. «El presupuesto para la financiación de todas estas plazas será aportado totalmente por la Junta de Andalucía, ya que el Gobierno central nos ha negado la subvención para mantener los dispositivos específicos para menores extranjeros no acompañados en el año 2020 que fue de 26 millones de euros en 2019«.
Según datos de la Asociación Marroquí para la Integración de los Inmigrantes (AMII), el recorte, de producirse, se traduciría en 142 plazas menos en las ocho provincias andaluzas, en las que Cádiz y Málaga aglutinan el mayor número de ellas.
Juan Molina, es el presidente de la Asociación de Familias Solidarias de Andalucía, que representa a 192 familias acogedoras solo en la provincia de Cádiz. Su entidad no ha participado en la protesta «porque vamos a darle un voto de confianza a la consejera. Vamos a ser cautos», explica a EL MUNDO. Molina critica en primer lugar «que los recortes afecten solo a los centros de menores inmigrantes y no a los centros de menores en general», lo que, a su juicio, es una discriminación. «No vamos a consentir que la reordenación suponga hacinar a los menores, porque eso significa que se amplíe la ratio de profesionales por niños y que no haya un mínimo de calidad, cuando ya estaban sobrepasados en los itinerarios de adopción o en la inserción laboral antes de los 18».
Las asociaciones tienen claro que esto se ha producido «al expirar los conciertos rubricados el año pasado» por el aumento de los menores acogidos. «Eran unos 140 menores, que son los que ahora tienen que reubicar porque no han renovado las convenios con las entidades que los atendían», advierten. Hay algunos menores que estaban en Jerez y que han sido trasladados a Huelva».
Tras la marcha atrás de la Consejería, se ha optado por las reubicaciones, que según Francisco Cuevas, de la Red de Apoyo a Inmigrantes Dimballi, de Jerez de la Frontera, se han empezado ya a producir. «Este fin de semana por ejemplo cerró un centro en Jerez, que estaba conveniado con la Red Española de Inmigración». Albergaba a nueve menores. «Son centros pequeñitos los que están cerrando, los que tienen hasta diez plazas», explica. «Para los chavales es un trastorno. Muchos llevan dos años aquí; para otros este va a ser su sexto centro, cuando en el que estaban tenían un nivel de integración y arraigo muy bueno. Fíjate cómo será que el otro día en el Pleno del Ayuntamiento, hasta PP y Ciudadanos -los partidos que gobiernan la Junta de Andalucía- votaron rechazando el cierre».
Cuevas no entiende «por qué se opta por cerrar los pequeños, que funcionan mejor, optando por los grandes, de hasta 150 plazas. La asignación por plaza es la misma en centros de 10 menores que en los de 50». La Red de Apoyo a Inmigrantes Dimballi ha participado en la protesta frente al edificio de la Junta de Andalucía, junto con otras ONG como Caminando Fronteras, Algeciras Acoge, Red Cádiz Acogida Digna, ADPHA y Red de Acogida Puerto de Santa María.
CUANDO SE CUMPLEN LOS 18
El Estado de Alarma por el coronavirus ha hecho que aquellos menores que han cumplido 18 años se hayan quedado acogidos en los centros pese a que al cumplir la mayoría de edad legalmente ya no tienen por qué estar tutelados por la Junta de Andalucía. «Esto ha sido así porque han optado por preservarlos de los contagios». Lo habitual, sin embargo, es que abandonen los centros, pues la Junta sostiene que no puede financiar su atención indefinidamente. «Este no es un discurso de este gobierno, sino también del anterior», explica.
Sin embargo, la emancipación «no es fácil ni para un español, así que imagínate para un extranjero». Por eso, la entidad también demanda que haya recursos alternativos para ellos más allá de los itinerarios de formación «para que no los pongan en la calle, ni tampoco en la puerta de un albergue municipal. Un joven que está cuidado, que evoluciona bien, y que de pronto lo ponen en la puerta de un albergue junto a personas sin hogar, personas con trastornos psiquiátricos o con problemas de alcoholismo, se convierte en carne de cañón. Ese no es el sitio para estos chicos».