En un país donde la policía mata a más de 1.000 personas al año –en España no hubo ningún fallecido el año pasado– los afroamericanos tienen tres veces más posibilidades que un blanco de morir a manos de la policía
CARLOS HERNÁNDEZ ECHEVARRÍA. ELDIARIO.ES.- En EEUU la policía mata a más de 1.000 personas al año ¿Es mucho? Desde luego es más que en Alemania, donde las fuerzas de seguridad matan a 10. Una cuenta fácil nos dice que los agentes estadounidenses matan en cuatro días lo que sus compañeros alemanes en todo el año y aún les sobra algún muerto. En España, según el INE, nadie murió a manos de la policía en el último año disponible. Así que sí, se puede decir que en EEUU la policía mata mucho.
La siguiente pregunta es: ¿mata más a los negros que a los blancos? Los datos dicen que sí: un afroamericano tiene tres veces más posibilidades que un blanco de morir a manos de la policía y también es más probable que esté desarmado en el momento de su muerte. Y todo esto, ¿por qué? Veamos las cifras de ese «racismo institucional» que denuncian los manifestantes.
Más detenciones y más duras
Todos sabemos ya que George Floyd murió después de que un policía le aplastara el cuello con la rodilla durante 8 minutos, pero hay una parte muy relevante de la historia que no conviene olvidar: George Floyd fue detenido porque le acusaron de usar un billete falso de 20 dólares, esa es la razón por la que acabó tirado, esposado y con el agente encima. Los vecinos del barrio dicen que es algo que sucede habitualmente, pero que rara vez interviene la policía ¿Por qué fueron entonces cuatro agentes a detener a Floyd con semejante violencia?
Tal vez por la misma razón que un negro tiene el doble de posibilidades que un blanco de que la policía le pare mientras va conduciendo y cuatro veces más de que le registren el coche. Todo aunque los estudios demuestran que los registros a conductores blancos son más «fructíferos», es decir, en ellos se encuentran más objetos ilegales. Es también curioso que a los blancos les paran más después de «pillarles» cometiendo una infracción al volante y a los negros más en controles rutinarios y «aleatorios» sin motivo previo. Otro estudio reciente también indica que cuando es de noche y es más difícil distinguir el color de piel del conductor, la policía para a más blancos.
Y después de la orden de parar, a veces llega el arresto. Un estudio ha demostrado que la tasa de detenciones de los afroamericanos por algunos delitos menores es el doble que la de los blancos. Lo mismo sucede con las drogas: en Nueva York los afroamericanos son detenidos ocho veces más que los blancos por delitos relacionados con la marihuana, aunque el uso y la venta son prácticamente iguales en ambas comunidades. Es importante tener todo esto en cuenta porque a más arrestos, más posibilidades de que una situación se salga de madre como sucedió con George Floyd. Ahora mismo, un afroamericano en EEUU tiene más miedo a ser víctima de la policía que a serlo de un criminal violento.
La policía tiene miedo
Los policías estadounidenses también están aterrados: el 84% de los agentes teme a veces por su integridad y más de la mitad cree que «en ciertos barrios» funciona mejor ser «agresivo» que ser «educado». Esto puede tener que ver con el hecho de que trabajan en un país con mucha libertad para llevar armas, de forma que cada vez que tienen que abordar a alguien en la calle han de tener en cuenta que puede ser un riesgo para su vida.
Además, es indudable que además los agentes tienen ideas bastante más conservadoras sobre las relaciones raciales que el resto de la población. Entre los policías blancos, que todavía son tres de cada cuatro, solamente el 6% cree que EEUU «debe seguir haciendo cambios para dar a los negros igualdad de derechos», una frase que en cambio comparte el 41% de los estadounidenses blancos.
En cuanto a las protestas que siguen a las muertes de jóvenes negros a manos de la policía, más de un 90% de todos los agentes creen que están motivadas sobre todo por el odio a la policía. Es curioso como el 67% de los agentes blancos creen que esas muertes son «casos aislados» mientras que el 57% de los agentes negros dicen que son «el síntoma de un problema mayor».
La impunidad
Otra posible causa del gatillo fácil contra los afroamericanos es que haya cierta sensación de que sale gratis. Aunque el 76% de los agentes dice que los grandes incidentes mediáticos sobre la muertes de afroamericano le ha hecho pensárselo más antes de usar la fuerza, la realidad es que es extremadamente raro que la justicia haga pagar a un policía por esto. En el 99% de las muertes a manos de la policía, el agente responsable no fue siquiera imputado y en menos del 0,3% fue condenado.
Incluso las quejas por conductas discriminatorias rara vez llegan a algo. A lo largo de dos años, la policía de Los Ángeles recibió 1.350 denuncias de ciudadanos que decían que les habían tratado diferente por su color de piel y el departamento desestimó todas y cada una de ellas. Un estudio en Carolina del Sur descubrió que cuando un blanco presentaba una queja de «uso excesivo de la fuerza» contra la policía, tenía siete veces más posibilidades de que llegara a algo que cuando el denunciante era negro.
Los datos dejan poco lugar a la duda. La policía es solo el primer eslabón de un sistema judicial que tiene graves problemas de racismo institucional y que trata bastante peor a los afroamericanos que a los blancos. Se les excluye de los jurados populares más que a los blancos, se piden para ellos sentencias más duras, se les exigen fianzas más altas y van más a prisión preventiva. Y el sistema no solo los discrimina como acusados, también como víctimas: aunque solo en la mitad de los asesinatos en EEUU la víctima era blanca, el 80% de los condenados a muerte lo fue por matar a una persona blanca.