Tres expertos analizan cuáles son las causas que han provocado el auge de la violencia ultra y cómo hacerle frente tanto desde los gobiernos como la sociedad civil
LLUÍS BASSA. LA VANGUARDIA.- El ataque terrorista del 20 de febrero en Hanau, Alemania, dejó 11 víctimas, mientras que los atentados de estas características han aumentado un 320% en los últimos 5 años, según el Índice de Terrorismo Global 2019.
Salvando las distancias, el asalto en Hanau guarda similitudes con el atentado en la mezquita en Christchurch (Nueva Zelanda) el año pasado, o con el del tiroteo en Noruega de la mano de Anders Breivik. ¿Cuáles son los factores que hay que tener en cuenta para entender el auge de estos acontecimientos?
En El Debate de los Lectores de La Vanguardia hemos buscado las aportaciones de diversos expertos en la materia para ayudar a entender este fenómeno.
A pesar de la imposibilidad de cuantificar todas las variables que participan de los procesos de radicalización, los expertos coinciden en señalar la polarización de algunos bloques políticos de los países europeos como un caldo de cultivo de la situación actual.
Moussa Bourekba, del Centro de Estudios y Documentación Internacionales de Barcelona (CIDOB), resalta la dimensión social del problema.
En este sentido, subraya una “legitimación lenta pero segura del uso de la violencia por parte de individuos afiliados a la ultraderecha”.
Un fenómeno acompañado de una normalización y banalización de los discursos de odio, ya sea en los medios de comunicación o por parte de “actores no directamente relacionados con la extrema derecha”.
Una retórica política que hace conexiones de manera irresponsable puede llegar a criminalizar algunas comunidades y hacer creer a personas que hay un discurso que les legitima a llevar a cabo acciones violentas.
Cristina Ariza, del Tony Blair Institute for Global Change, destaca también la ola de atentados yihadistas en Europa de los últimos años como catalizador del auge del terrorismo de ultraderecha. “Es concebible que los grupos de ultraderecha reaccionen violentamente”, añade.
Algunos académicos señalan con preocupación un tratamiento diferente entre los atentados terroristas de extrema derecha y los yihadistas.
Es el caso de Moussa Bourekba, quien afirma que mientras los atentados perpetrados por personas que se identifican como musulmanas se califican como terroristas sin ninguna cautela, cuando son a manos de un hombre blanco hay más propensión a utilizar eufemismos, como ‘autor de la matanza’.
“Esto nos lleva a ocultar que lo que tenemos delante no son actos de individuos desequilibrados, sino una campaña violenta que usa el terror por parte de individuos de extrema derecha”, concluye Bourekba.
Los autores de los atentados terroristas, especialmente de índole ultraderechista, son frecuentemente calificados de ‘lobos solitarios’. Un concepto con el que muchos expertos no se sienten cómodos.
“Es un concepto que tiene más complejidad de la que parece”, opina Pere Vilanova, catedrático de Ciencias Políticas e investigador en el Centro de Estudios Internacionales de Barcelona (CEI).
Vilanova aduce que hay muy pocos casos de hombres que se radicalizan sólo por internet y casi siempre hay un mínimo de estructura relacional que fortalece su discurso. “A partir de este momento, puede actuar completamente solo”, afirma.
Cada país tiene una normativa específica para luchar contra los atentados terroristas.
Pere Vilanova cita, por ejemplo, las ‘Fichas S’ que utilizó el gobierno francés, cuyo objetivo era tener controladas a las personas que viajaban al Próximo Oriente con el fin de radicalizarse.
“Los países deben repensar los criterios de seguridad preventiva, no sólo reactiva, y a la vez hacerlos compatibles con el mantenimiento del Estado de Derecho”, concluye el catedrático.
“La mejor manera de hacer frente al terrorismo de ultraderecha es querer entender por qué determinados individuos deciden formar parte de grupos terroristas”, explica Moussa Bourekba.
El investigador pone énfasis también en cómo se está comunicando el problema. “El acto terrorista per se es un mensaje que un grupo quiere pasar. Los medios de comunicación tienen un papel crucial, porque pueden contribuir a pasar el mensaje como los terroristas quieren”, advierte.