Poniendo luz a los crímenes de odio

| 19 enero, 2016

Publico. es BARCELONA.- El 6 de octubre de 1991, seis jóvenes neonazis entraron en el Parque de la Ciutadella de Barcelona y se dirigieron hacia la glorieta de los Músicos, en la que encontraron durmiendo a las transexuales Sonia Rescalvo y Doris Romero. Empezaron a patearlas, matando a Sonia e hiriendo de gravedad a Doris. El de Sonia Rescalvo -que hoy da nombre a la glorieta en la que sucedieron los hechos- es el primero de los 86 casos -que provocaron 88 muertes- recogidos en el proyecto Crímenes de odio. Presentado esta martes en Barcelona, se trata de la primera base de datos para monitorizar las consecuencias más dramáticas del rechazo a quien es distinto y surge de la búsqueda que un equipo multidisciplinar ha realizado de los delitos de este tipo cometidos en los últimos 25 años en España.

¿Qué es un crimen de odio? El presidente del Movimiento Contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, lo define como “cualquier infracción penal que esté basada en la intolerancia al diferente”. “La persona se convierte en víctima no por lo que hace, sino por lo que es. Los crímenes de odio deshumanizan a la víctima y atacan lo más fundamental que tiene el ser humano, que es la dignidad”, añade Ibarra. El presidente del Movimiento Contra la Intolerancia cifra en 4.000 los casos de delito de odio que se dan cada año en el Estado.

Según la tipología, la mayoría de los casos detectados en el proyecto corresponden a racismo y xenofobia (37), aporofobia -el rechazo a las personas pobres, fundamentalmente a los sin techo- (23), e intolerancia criminal (17). Pero también los hay de homofobia, transfobia -como el de Sonia Rescalvo-, violencia ultra en el fútbol, como la muerte del seguidor de la Real Sociedad Aitor Zabaleta -en 1998, a manos de un miembro de la facción más ultra del Atlético de Madrid- o odio ideológico, como el asesinato en 1993 del joven independentista valenciano Guillem Agulló.

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