EFE. CADENA COPE.- La Policía Nacional insta a las víctimas de delitos de odio en el deporte a que denuncien, ya que en muchas ocasiones no lo hacen por «miedo» u otras circunstancias, y advierte de que las redes sociales se han convertido en el «vaso comunicador» entre todos los escenarios en los que se da este tipo de delito.
Enfrentamientos entre ultras de equipos rivales después del partido, cánticos de odio o insultos a árbitros, entrenadores o jugadores, y agresiones a aficionados del club contrario, son algunos de los ejemplos de este tipo de delitos en el mundo del deporte y de los que no constan estadísticas oficiales de los casos totales que se dan.
En opinión del inspector del Cuerpo de Policía Nacional David Docal, que ha concedido una entrevista a Efe con motivo de su conferencia ‘Odio y radicalización en el deporte’ en el Campus Yuste, el deporte, pero sobre todo el fútbol, se ha convertido en uno de los cinco escenarios donde el odio está presente, «no solo entre jóvenes», sino también entre adultos.
Ese odio está extendido en numerosos países merced, entre otros factores, a las redes sociales, que se han convertido, según ha apuntado, en un «caldo de cultivo».
«No se puede permitir en una sociedad del siglo XXI que se convierta un estadio deportivo en un estadio con mensajes de odio», subraya Docal, quien aboga por una legislación específica para este tipo de delitos. De hecho, este delito «no viene regulado en la legislación ni en ningún artículo del Código Penal».
No obstante, reconoce que la Ley 19/2007 contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte ha supuesto «un impulso» y ha dado «potestad para poder definir» qué son estos delitos de odio cometidos con ocasión de la celebración de eventos deportivos.
Esta ley, según señala, indica a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado qué medidas se deben seguir y qué conductas como espectador, jugador o árbitro se debe seguir «para que el deporte sea eso, un espectáculo deportivo».
Por otra parte, el inspector afirma que en 2009 cuando se empezó a hablar de los delitos de odio en el deporte no existían datos, pero esto no significa que no los hubiera, sino que «lo que fallaba era la contabilización de las víctimas», por lo que la Unión Europea indicó que se debían contabilizar los casos.
«Si no conocemos qué cifra tenemos de estos delitos no podemos avanzar en políticas públicas hacia un camino de la prevención, ni podemos hacer que desaparezca», sostiene, por lo que el «gran reto» de la Policía Nacional es «sacar a la luz» esos delitos ocultos.
Entre los motivos por los que las víctimas no denuncian, el inspector cita el miedo a una nueva agresión, la desconfianza en las instituciones, el ser extranjero sin papeles o ser coaccionado para no hacerlo, «y ese el objetivo de la Policía, concienciar también a las víctimas de que denuncien».
De esta manera, cuando una víctima acude a la Policía «es necesario escucharla» para «interpretar sus palabras» y «trasladarlas al papel» para que un fiscal pueda ejercer la acusación y «juzguen y condenen a los autores», ya que la víctima no necesita demostrar el hecho con pruebas, sino que es «suficiente» con su testimonio.