El partido socialista condenó los insultos que amanecieron en la fachada de su sede en la ciudad
DIARI DE TARRAGONA.- «Pedro Sánchez=Carnicero. 6 mutilados! Criminales!». Con esta pintada amaneció ayer la sede del PSC en Tarragona. El partido socialista condena los insultos que se encontraron garabateados en su edificio.
Según remarcó el primer secretario de la agrupación socialista de Tarragona, Santi Castellà, «está claro que los violentos y los intolerantes han convertido al PSC en objeto de su odio. No nos encontramos ante un caso aislado sino de una espiral de hechos similares o peores que han afectado en varias sedes socialistas de nuestras comarcas y, incluso, a personas particulares».
El primer secretario de los socialistas tarraconenses se refería a las amenazas de muerte que se aparecieron en la sede del PSC de Valls, al acto vandálico que sufrió una regidora socialista de Mont-roig del Camp, o al reciente lanzamiento de basura contra la sede socialista de Reus. Castellà expone que «si los intolerantes creen que con estas amenazas nos acallarán o nos asustarán se equivocan».
Manifiesto unitario
Por otro lado, el gobierno del Ajuntament de Tarragona llevó a cabo ayer una primera reunión en el IMET con las entidades y personalidades que en su día se comprometieron con el Pacte pel Referèndum, así como las Federacions Veïnals. Fue un encuentro inicial y abierto con el objetivo de crear un espacio de diálogo y participación para redactar un manifiesto unitario contra la represión y en defensa de los derechos fundamentales.
El PP, contra los disturbios
Ayer el PP de Tarragona convocó una rueda de prensa para denunciar los disturbios que hubo la semana pasada. «Son muy negativos para el comercio de proximidad que se ve obligado a cerrar, mientras que sus costes se mantienen igual. El pequeño comercio necesita protección, hay que mimarlo y nos solidarizamos con ellos», explicó Jordi Roca, candidato Popular al Congreso por Tarragona.
Por otro lado, Roca también denunció que «estamos en contra que las universidades catalanas cierren sus puertas por el boicot de alumnos, y que haya otros que no puedan hacer clase. Exigimos que se garantice poder hacer clase en la universidades catalanas y no hagan juicios valorativos de las sentencias judiciales». La URV cerró sus puertas, sin servicios mínimos, el pasado viernes durante la huelga general tras la presión una parte del alumnado.
