Xavier Martínez, periodista de Canal Blau, ha denunciado la agresión que sufrió junto a su novio a los Mossos d’Esquadra. El Observatori Contra l’Homofòbia llama a tomar medidas contra un «rebrote de violencia» en la ciudad
GULLEM SÁNCHEZ. J.G. ALBALAT. EL PERIÓDICO.- «Estábamos sentados cerca del centro comercial de Les Arenas, detrás del parque de bomberos, y se acercaron los siete, tres por un lado y cuatro por el otro», explica Xavier Martínez, periodista de 23 años que el viernes a medianoche fue agredido junto a su novio por un un grupo de encapuchados, muy jóvenes, tal vez menores de edad, que, según los indicios, los atacaron por su condición de homosexuales.
«Imagino que llevaban un rato observándonos. Nos habíamos besado y en ese instante estábamos abrazados«, explica Xavier, que añade que mientras duró la agresión tuvo en todo momento el teléfono móvil en la mano y ello no despertó el mínimo interés por parte de los atacantes, que solo se llevaron la mochila de su pareja -porque la bolsa se cayó al suelo durante la refriega- pero apareció a dos calles del incidente con objetos de valor en su interior. Otro indicio que para los Mossos refuerza el origen homófobo del asalto.
Caras tapadas
«Lo peor no fue la violencia que usaron sino la imagen de ver que venían a por nosotros colocándose las capuchas y tapándose la cara. Yo me incorporé y el que parecía el líder me dijo que no me iría a ninguna parte, me empujó, varias veces, hasta que caí. Se me rompieron las gafas, me hice un corte en la frente y se me hinchó la nariz», detalla el informador, que este fin de semana ha tenido que meterse en la piel de las fuentes a las que el persigue desde el Canal Blau del Garraf porque ahora es él quien no deja de recibir las llamadas de los periodistas.
Cuando Xavier cayó el suelo, el ‘líder’ regresó a por su novio, que seguía rodeado por «los otros seis jóvenes». Xavier cuenta que arrancó a correr y salió a la calle de Tarragona para detener algún vehículo. «Por fortuna pasaba una patrulla de la Guardia Urbana de Barcelona». Antes de que tuviera de contarles lo que sucedía, su novio se reunió con ellos y explicó que había podido escapar, después de recibir un puñetazo.
La patrulla de la Guardia Urbana acompañó a la pareja a un centro médico, donde los atendieron y les entregaron un parte con las lesiones ocasionadas. Al salir, se dirigieron a la comisaría de los Mossos en la plaza de España y presentaron una denuncia. La policía catalana confirma que está investigando este agresión. «Nunca hubiera imaginado que podría sufrir algo así, y menos en el centro de Barcelona y en el 2019«, concluye Xavier.
Brote homófobo
Desde el Observatorio contra la Homofobia, Eugenio Rodríguez, avisa que en Barcelona se está detectando un «rebrote de violencia» que debe detenerse «de forma contundente». Entre enero y mayo el Observatorio ha tenido constancia «de 70 agresiones, un 20-25% más» que en el mismo periodo del 2018.
Hay «un patrón preocupante» que se repite, mantiene Rodríguez. Es el de agresiones que perpetran adolescentes -muchos de ellos menores de edad- los viernes por la noche en un contexto de ocio nocturno. «Como sociedad no podemos permitirlo por dos motivos: por la seguridad de quienes sufren los ataques homófobos y porque los agresores son menores que perciben que no ocurre nada por golpear a los diferentes», razona.
Tanto el Ayuntamiento de Barcelona como la Generalitat de Catalunya han accedido a reunirse esta semana para abordar el problema y proponer soluciones inmediatas, según Rodríguez, que cree que, como sucede en Madrid, lo lógico es que se active un teléfono gestionado por especialistas sensibilizados con el colectivo LGTBI. Este número estaría de de guardia durante las franjas nocturnas de riesgo. «Un teléfono con un whatsapp cómplice que pueda guiar a las víctimas» y que brinde otro tipo de apoyo alternativo al también necesario del de Emergències del 112.
A veces este tipo de agresiones suceden en ambientes en los que denunciarlo podria implicar una exposición de la intimidad de la víctima. Por este motivo, un teléfono como el que propone el Observatorio sería «de gran ayuda», entiende Rodríguez, para atender a los que se quedan sin recibir ningún tipo de asistencia porque optan por no avisar a la policía.