Paraguay lanza una cruzada contra la “ideología de género”

, | 27 diciembre, 2017

El Ministerio de Educación prohíbe los textos que promuevan la igualdad sexual, mientras avanza la influencia de grupos ultra católicos y evangélicos

SANTI CARNERI. EL PAÍS.- Funcionarias del área social del Gobierno paraguayo diseñaban panfletos para la presentación de un informe sobre cómo frenar la violencia de género, cuando su jefa les advirtió: «Tengan cuidado con la palabra género». Luego obligó a borrarla de la convocatoria, según contó a EL PAÍS una de las trabajadoras, que pidió el anonimato. Unos días antes, representantes de iglesias católicas y evangélicas exigieron al ministro de Educación, Enrique Riera, eliminar una guía para docentes sobre cómo promover la igualdad de género en las escuelas. El ministro, que dirige un sistema educativo que quedó el último tanto en primaria como en educación superior en una lista de 140 países elaborada por el Foro Económico Mundial, aceptó el pedido de los religiosos y les prometió que, si era necesario, iba a “quemar los libros” sobre “ideología de género” en la plaza para que confiaran en él. Riera, que rechazó durante más de un mes los pedidos de entrevista, matizó más tarde sus palabras en una declaración radial y aseguró que solo exageraba. Pero 24 horas después prohibió la “difusión y utilización de materiales impresos o digitales referentes a la teoría y/o ideología de género” en todo el sistema educativo público del país.

Era principios de octubre y la campaña por las internas partidarias en Paraguay ya acaparaba las portadas. Dos bandos luchaban por ser candidatos a la presidencia del país en las próximas generales de abril por el conservador y gobernante Partido Colorado. Riera, un cacique de rica familia, formado en el colegio privado más exclusivo de Paraguay, quería mostrar su apoyo al candidato del presidente Horacio Cartes, Santi Peña, frente a Mario Abdo Benítez, un senador apologista de la dictadura y sobrino del secretario privado del dictador Alfredo Stroessner.

Una ola ultraconservadora invade Paraguay. Un diputado se declaró abiertamente en contra de las organizaciones LGBTI y prometió “luchar a favor de las familias en su constitución original”. Su lema de campaña fue “Dios, Patria y Familia”. El lema fue usado en redes sociales por el candidato oficialista, Peña. Otra facción del Partido Colorado presentó un proyecto de ley de “protección a la familia” que dice que las personas no casadas no deberían adoptar porque su «estilo de vida» no es el adecuado para criar.

En pocas horas, Cartes habló con el papa Francisco por videoconferencia para promover “la importancia de la familia» y el ministro de Educación viajó a un encuentro personal en el Vaticano. Hasta el Gobierno de uno de los municipios más grandes del conurbano de Asunción, Mariano Roque Alonso, decidió declarar la ciudad como “pro vida» para “preservar y difundir los valores que sustentan a la familia”.

Al tiempo que Asunción y todo el país se llenaba de propaganda política y de actos partidistas, el Arzobispado de Asunción creaba un equipo especial dedicado al exorcismo para «casos de poseídos por el diablo» o «fuerzas oscuras». Mientras, la Conferencia Episcopal Paraguaya avisaba que se iba también a Roma a hablar con el papa Francisco sobre la situación de la “ideología de género” en el país.

Persecución

“Es una clara persecución a la enseñanza de la perspectiva de género. Le tienen pánico a esa palabra por pura ignorancia. Se han inventado la ‘ideología de género’ como instrumento contra el que pelear para que no avancen los derechos LGTBI y de la mujer”, dice la investigadora de políticas sociales Lilian Soto. Soto es también presidenta de Kuña Pyrenda, el primer partido político socialista, feminista y ecologista de Paraguay, que llevó en 2013 a dos mujeres como candidatas a la presidencia y vicepresidencia del país.

Organizaciones internacionales como el Comité de América Latina y el Caribe por la Defensa de los Derechos de las Mujeres (Cladem) , Amnistía Internacional o Católicas por el Derecho a Decidir, entre muchas otras, han clamado contra la prohibición del Gobierno paraguayo. Incluso la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) manifestó su preocupación por la prohibición y la consideró “un retroceso para los derechos de las mujeres”. La Comisión también rechazó que la perspectiva de género sea peyorativamente referida como “ideología de género”.

“Los programas educativos con perspectiva de género y de diversidad sexual son indispensables para erradicar los estereotipos negativos, para combatir la discriminación y para proteger los derechos de todas las personas,” dijo la relatora de la CIDH sobre los Derechos de las Mujeres, Margarette Macaulay.

Mientras todo esto ocurría, la titular del ministerio de la Mujer de Paraguay, Ana María Baiardi, viajaba a Ginebra, Suiza, a representar a su país ante el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (Cedaw), desarrollado en Ginebra, Suiza. Allí, Baiardi, que ha liderado avances institucionales importantes en esta materia, se sinceró: “Soy la primera preocupada con este tema. Estamos muy preocupados por el avance regional de esta mal información que han llamado ‘ideología de género’”. La secretaria de Estado afirmó que la resolución del inisterio de Educación debía ser anulada. “Lastimosamente esta potestad, el Ministerio de la Mujer nunca la tuvo”, añadió.

En Paraguay, organizaciones civiles ultra conservadoras y religiosas no esperaron ni su regreso para reclamar su dimisión. Pero hasta ahora no lo lograron.

El origen de la intolerancia

La intolerancia hacia los colectivos LGTBI no es nueva en este país que vivió en una de las más férreas y largas dictaduras militares del Cono Sur, la de Alfredo Stroessner entre 1954 y1989. En 1958, cuando el locutor Bernardo Aranda apareció asesinado y calcinado en la habitación de un inquilinato de Asunción, la policía lo atribuyó a “un ajuste de cuenta entre homosexuales” y confeccionó una lista de 108 hombres a detener. Todos fueron llevados a comisaría y torturados sin tener relación alguna con el suceso. Desde entonces se usa en Paraguay la expresión «Pea ha’e 108», Ese es un 108, en idioma guaraní, para referirse despectivamente a hombres homosexuales.

En 2013, durante la campaña presidencial, el actual mandatario, Horacio Cartesaseguró en la radio que se pegaría un tiro en los testículos si su hijo fuera homosexual. En 2014, siendo Paraguay el anfitrión de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), fue uno de los pocos países de América que evitó adherirse a una resolución que condena la discriminación contra personas por su orientación sexual. Paraguay es además es el único país de la región que no posee una legislación contra toda forma de discriminación.

Una propuesta de ley fue rechazada en el Parlamento en 2014 bajo el argumento de los legisladores más conservadores de que una norma así abriría la puerta a la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo. Un dogma que repite en sus comunicados la Iglesia católica paraguaya, que ha logrado asentar en gran parte de la opinión pública la idea de que este tipo de legislaciones atentan contra sus creencias. Sin embargo, el texto dispone lo mismo que las legislaciones ya aprobadas en países como Chile, Bolivia o Argentina. Sin mención alguna a la unión entre personas.

La influencia de la religión

Aunque Brasil es el país del mundo con más católicos, Paraguay es el país con más proporción de personas que profesan esa fe en toda América. Así lo hace el 86,2% de su población, según una encuesta realizada por el Proyecto de Opinión Pública del Barómetro de las Américas de 2012.

“La mayoría católica de Paraguay es también un elemento central en este tema. Más bien, la jerarquía eclesial que es profundamente conservadora con los derechos de las mujeres. Una Iglesia católica que en dictadura era diferente, era donde los luchadores por los derechos podíamos refugiarnos”, recordó Soto. Este año se han registrado 49 feminicidios, diez más que el año anterior, y casi el mismo número que en España, con una población casi siete veces mayor.

Un cura paraguayo fue condenado este año por abusar de dos niños a los que enseñaba catequesis y al menos cinco sacerdotes argentinos denunciados por abuso sexual estuvieron escondidos en territorio paraguayo, amparados por la Iglesia local. Además, 54 transexuales han sido asesinadas desde 1989 sin que se investiguen los casos, según denuncia la organización trans Panambi.

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