La Vanguardia.- El trumpismo, además de idolatrar a Trump, tiene otro héroe en Viktor Orbán, el primer ministro de Hungría, que defiende la pureza de la raza igual que la extrema derecha en EE.UU. proclama el supremacismo blanco.
“Debemos tomar las riendas en Washington y en Bruselas”, sostuvo Orbán ante una nutrida concurrencia en Dallas (Texas), en la asamblea anual de la organización Conservative Political Action Conference (CPAC), que cerrará hoy Trump. “Aplicad vuestras propias normas”, dijo Orbán, una frase que resume su estilo de gobierno y que encaja con el expresidente en su intento de revocar el resultado de las urnas.Lee también
Las críticas que recibió Orbán por su discurso en Rumanía hace unos días por su oposición a la mezcla de razas se convirtió en entusiasmo en Dallas. Allí culpó a la inmigración de haber partido a Occidente en dos. “Esos países ya no son naciones, no son más que un conglomerado de gente”, dijo. El discurso de Rumanía causó la dimisión de una estrecha colaboradora del húngaro.
“Simplemente idiotas”, replicó en Texas a los que le criticaron. Su teoría coincide o inspira a los que difunden la teoría del reemplazamiento en EE.UU., según la cual negros e hispanos están en camino de expulsar a los blancos. “Solo quieren que renunciemos a nuestra política de cero inmigración”, recalcó. Las próximas elecciones, prosiguió, “definirán los dos frentes en la batalla por la civilización occidental”. La audiencia le dedicó una ovación solo comparable a las que dan al guía Trump.