El primer ministro húngaro pide que la gestión migratoria se realice «lejos de los burócratas de Bruselas» en la presentación de la campaña de Fidesz para las elecciones europeas
MARÍA HERVÁS. EL PAÍS.- «Europa elige su futuro entre los líderes que defienden la inmigración y los que están en contra». Así de tajante se mostró el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, el viernes pasado cuando presentó en Budapest la campaña de su partido, Fidesz, a las elecciones europeas del próximo mayo. Para el líder ultranacionalista, el futuro de la UE se reduce a la amenaza que supone la cuestión migratoria. Y por eso ha elaborado un plan de acción que ponga a salvo la cultura cristiana en Europa, que según su punto de vista, está en peligro por la llegada de inmigrantes. Se trata de un ideario de siete puntos en el que critica a los «burócratas de Bruselas», defiende que cada país es libre de elegir si quiere inmigrantes o no, y en el que vuelve a atacar a su archienemigo George Soros llegando a pedir a la UE que deje de financiar organizaciones fundadas por el filántropo multimillonario.
«La gestión de la migración debe realizarse lejos de los burócratas de Bruselas, que deben devolver esa función a los Gobiernos nacionales». Este es el punto 1 de su programa. Se trata de un ataque directo a las instituciones comunitarias, las mismas que el pasado septiembre dieron el histórico paso para imponer una sanción histórica a Hungría por socavar los valores fundamentales de la UE por sus políticas autoritarias. Una de las medidas que más enfadó a Bruselas fue la llamada Ley Stop Soros, que castiga con penas de hasta un año de cárcel a los grupos o individuos que ayuden (o simplemente asesoren) a los inmigrantes irregulares. En un país donde la población extranjera solo representa el 1,5%, el número de solicitudes de asilo ha caído un 98% entre 2016 y 2018, según datos de la ONG Comité Helsinki.
«Es muy hipócrita un líder que se declara defensor de los valores cristianos en Europa, mientras mantiene a niños refugiados en centros de detención arbitraria. Un Gobierno que niega la comida a refugiados adultos en la frontera de la UE, y que ha sido obligado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos a dar de comer a estas personas», cuenta por teléfono Gábor Gyulai, director del programa de asilo del Comité Helsinki en Hungría.
Su cruzada contra Soros
La ley Stop Soros también tiene previsto aplicar una tasa a las ONG que reciben financiación extranjera. «Bruselas no debe financiar a las ONG fundadas por Soros», reza otro de los puntos. La campaña de Orbán contra el magnate de origen húngaro (que financia proyectos y organizaciones civiles que fomentan la multiculturalidad) viene de lejos. El acoso del Gobierno húngaro a las organizaciones de Soros en Hungría ha asfixiado su labor en el país europeo.
Pero la fijación del líder de Fidesz contra el magnate ha traspasado fronteras. En febrero, el partido de Orbán lanzó una campaña contra el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y Soros, acusándoles de promover la inmigración ilegal a Hungría.
Una tensa relación con los populares europeos
Esta última provocación de Orbán fue la gota que colmó el vaso de sus colegas del Partido Popular Europeo. “Orbán ha dañado gravemente al PPE. Por eso espero que se disculpe y ponga fin a la campaña de carteles», declaró entonces el principal candidato del PPE a presidir la Comisión Europea, Manfred Weber. El líder húngaro retiró los carteles, suavizó su tono en Bruselas. Finalmente, el pasado 20 de marzo, el PPE eludió expulsar a Fidesz del grupo conservador y se decantó por suspenderlo. Con las elecciones europeas encima, el PPE no se ha atrevido a expulsar a uno de los partidos que más escaños le ha reportado hasta ahora (12).
«Después de las elecciones de mayo ya veremos qué dirección toma el PPE», dijo el pasado viernes Orbán en Budapest, en referencia a la fuerte irrupción en la campaña electoral europea de los partidos populistas. El primer ministro húngaro tiene otras puertas abiertas: por un lado, podría unirse al proyecto encabezado por el líder de la Liga, el italiano Matteo Salvini, que está intentando aglutinar a las fuerzas de extrema derecha de cara a los comicios con el fin de acabar con el «establishment» europeo. Por otro lado, Orbán siempre ha expresado su buena sintonía con el partido ultracatólico polaco en el poder, Ley y Justicia (PiS). Aunque siempre ha dado prioridad al PPE, el líder húngaro ha dicho públicamente que si tuviera que abandonar el grupo, con los primeros que se plantearía una alianza es con sus vecinos del PiS.
Un país sin inmigrantes
Hungría, a pesar de ser un país de menos de 10 millones de habitantes que ha perdido el 10% de su población en los últimos 30 años, con una población envejecida, donde falta mano de obra y sin apenas residentes extranjeros, el tema migratorio despierta muchas susceptibilidades. Sobre todo después de la crisis migratoria de 2015, cuando una oleada de refugiados procedentes en su mayoría de Siria intentó entrar a la UE y el país se convirtió en una de las rutas de paso. Cuatro años después, y habiendo cerrado casi por completo las fronteras húngaras, Orbán se vuelve a reafirmar en su programa: «Debemos decir claramente que ningún país debe aceptar migrantes contra su voluntad».
«En este país no hay un debate nacional sobre migración. Pero si la propaganda gubernamental tiene un 80% de peso en los medios de comunicación, simplemente pueden lavar el cerebro de las ideas de la gente común», critica Lajos Bernáth, director de la organización húngara para el diálogo intercultural Artemisszió.