La Vanguardia.- Con 62 homicidios en un mismo día, son más de 500 los detenidos tras la declaración del estado de excepción.
La violencia entre bandas es uno de los grandes problemas de El Salvador y no puede estar de mayor actualidad. Tras acumular 62 muertes por homicidio el pasado sábado, el Gobierno salvadoreño decretó el estado de excepción para tratar de frenar la escalada de violencia. Se reforzó la presencia policial y militar en las calles con la intención de interceptar a los pandilleros y de garantizar la seguridad ciudadana.¿Quieres recibir gratis la newsletter de Las claves del día?¡Sí, quiero!
Las organizaciones implicadas en este altercado son dos bandas rivales: Barrio 18 y MS-13. El objetivo de estas agrupaciones ilegales y paramilitares es la de controlar los barrios que habitan y ser la única fuerza. Esta declaración de excepción, en palabras del presidente de la asamblea, Ernesto Castro, «permitirá que nuestro Gobierno proteja la vida de los salvadoreños y enfrente de manera frontal a la criminalidad».
Se cifra en centenares de detenidos en esta operación, sospechosos no solo de la matanza del sábado, también de altercados anteriores. Son llevados ante la justicia, escoltados en convoyes militares y bajo el apoyo de sus familiares, normalmente mujeres y niños.