El gesto cada vez está siendo más utilizado como señal de supremacía blanca hasta el punto de que el asesino de Christchurch lo ejecutó en su comparecencia ante la Justicia
PABLO PARDO. EL MUNDO.- No es más que un signo de «okay» de toda la vida. El índice y el pulgar forman un círculo y los demás tres dedos se quedan tiesos. Es tan común que hasta hay un emoji que lo representa. Pero ahora se ha convertido en algo más: en el símbolo del «poder blanco», es decir, de una ideología que declara que la raza blanca es superior. Y no sólo desde un punto de vista teórico. En su primera comparecencia ante la Justicia, el asesino de Christchurch, Brenton Harrison Tarrant, no dijo nada. Se limitó a sonreír y a hacer esa señal con su mano derecha, esposada a la izquierda.
A continuación, se desató el pánico en Estados Unidos. Porque, lo que comenzó como un ‘trolleo’ – es decir, de una forma de desencadenar discusiones en internet por el sencillo expediente de molestar, insultar y ofender – parece haberse transformado en una forma de expresión de violencia racial, similar para algunos a una esvástica.
La «O» de la supremacía blanca se está extendiendo. La asesora legal del Partido Republicano Zina Bash la hizo dos veces en las controvertidas sesiones de confirmación del juez del Supremo Brett Kavanaugh, cuando estaba sentada en primera fila, exactamente detrás del magistrado. Destacados líderes de la ‘derecha alternativa’ estadounidense, como Mike Cernovich y Jim Hoft se han fotografiado en el atril de la sala de prensa de la Casa Blanca haciendo el signo. Lo mismo que el becario de la residencia del jefe del Estado y del Gobierno de EEUU Jack Breuer, que el ex asesor electoral de Donald Trump, Roger Stone, imputado por la trama rusa, y que los grupos neofascistas Proud Boys (también presente en Canadá, Reino Unido, y Australia) y Patriot Prayer.
La cuestión es que la «O» sigue significando todo. O sea, tanto «okay», como ganas de incordiar, como, desde el pasado 17 de marzo en Nueva Zelanda, propensión al asesinato. La primera persona de la que se tiene constancia que le dio un toque ideológico -o, al menos, provocador- es el rapero pro-Trump Pizza Party Ben, en 2015. Un año después, Pizza Party Ben empezó a usar el signo en eventos en favor de Donald Trump con su amigo y líder de la ‘derecha alternativa’, el británico Milo Yiannopoulos, al las autoridades australianas prohibieron la entrada en el país después de la matanza de Christchurch (y que además tiene el honor de ser la primera persona que ha sido expulsada permanentemente de Twitter por incitación a la violencia). Yiannopoulos es la provocación en persona, como revela su despido de la web de ultraderecha Breibart después de que se destaparan afirmaciones suyas defendiendo la pederastia entre homosexuales.
A raíz de ahí, el uso del signo se ha ido expandiendo. Es algo comprensible, si se tiene en cuenta que el ex presidente de Breitbart y estratega electoral de Donald Trump Steven Bannon, es un maestro en el uso de los ‘memes’, ‘vines’, ‘gifs’ y demás herramientas online, y en apropiarse de elementos de la cultura popular para darles un sentido ideológico. Los usuarios del foro anónimo ‘4chan’ pronto empezaron a emplearlo, más como una forma de ‘trolleo’ que como otra cosa.
Pero ‘4chan’ es un foco de propagación de teorías conspiratorias muy importante. Allí nació la mayor de todas, QAnon, que sostiene que Donald Trump está empeñado en una guerra secreta contra una red de pederastas a nivel mundial de la que forman parte, entre otros, Hillary Clinton, el precandidato demócrata en 2020 Joe Biden, el Papa Francisco, el financiero y filántropo George Soros y, en general, cualquiera que no les guste a los seguidores de Trump. Porque una manera de medir el rechazo que alguien provoca en ese colectivo es ver cuántas veces acusan a alguien de pederasta.
Una declaración de racismo
Así, entre bromas y verdades, provocación y declaración de intenciones, ‘OK’ se ha convertido para algunos en una declaración de racismo. Es imposible saber hasta qué punto, porque los autores no hablan. Cuando la web Político trató de entrevistar a Pizza Party Ben, éste no solo rechazó la oferta, sino que envió un email al periodista que estaba trabajando en el artículo llamándole «maricón» (un insulto notable si se tiene en cuenta que Yiannopoulos es abiertamente homosexual, lo mismo que Lucian Wintrich, otro periodista de la ‘derecha alternativa’ que se ha hecho su foto en el púlpito de la sala de prensa de la Casa Blanca haciendo el signo).
Entretanto, el signo sigue extendiéndose. En septiembre, el Servicio de Guardacostas de EEUU sancionó a uno de sus miembros por aparecer en televisión haciendo la señal, lo que indica que para las autoridades se trata de algo con una connotación ideológica. Algunas organizaciones violentas lo han adoptado.
Pero… al mismo tiempo, «okay» sigue siendo «okay». Y siempre cabe pensar que el origen del uso político del gesto no era más que «desencadenar una sobrerracción», como explica en su web el grupo de izquierdas de defensa de los derechos civiles Southern Poverty Law Center. Porque provocar y desquiciar a la izquierda era el plan en 2016 de uno de los mayores promotores del signo, Jim Hoft, director de la web ultra The Gateway Pundit, famosa por atribuir la matanza de 17 adolescentes en el instituto Stoneman Douglas de Florida, hace un año, a una supuesta conspiración del «Estado profundo» (Deep State), que es el nombre que reciben la CIA, el FBI, la Agencia de Protección del Medio Ambiente y otros organismos heterogéneos hasta el surrealismo que conspiran desde las sombras para acabar con la presidencia de Donald Trump (como se puede ver, esta conspiración está íntimamente ligada a la de QAnon).
Sea lo que sea, el signo ha cobrado vida. Hace apenas seis meses, el marido de Bash pudo despejar las acusaciones de que su esposa estaba haciendo una señal racista en el Congreso simplemente alegando que es «mexicana por parte de madre y judía por parte de padre» (aparentemente, las personas de herencia judía y mexicana son inmunes al racismo). Breuer también justificó sus ancestros hebreos para negar cualquier connotación. Ahora, y después del gesto de Brenton Harrison Tarrant, «okay» puede significar «todo bien» o algo mucho más inquietante.