Ocho personas fallecieron de hambre y sed en una patera rumbo a Gran Canaria. Los 13 supervivientes esperan en un CIE de Canarias su devolución a África
TXEMA SANTANA. EL PAÍS.- Una patera con 21 personas a bordo partió el 1 de marzo desde el sur de Dajla, en el Sáhara Occidental, con destino a Canarias. Tras 10 días de navegación a la deriva y una intensa e infructuosa búsqueda de Salvamento Marítimo, se les dio por perdidos. Un buque mercante dio una señal de alarma avisando de que había avistado una patera con gente moribunda en su interior. Era 11 de marzo, habían pasado 10 días y solo quedaban 13 personas en su interior. Los ocho restantes fueron arrojados por la borda por sus propios compañeros después de morir de hambre y sed. Los supervivientes aguardan en el Centro de Internamiento Extranjeros (CIE) de Barranco Seco su futuro.
A la hora de cenar del sábado, 28 de febrero, se reunieron los 21 para, unas horas después, cuando la madrugada avanzara, con la oscuridad cerrada, tomar una patera con destino a las islas Canarias. Una ONG avisó de su salida —algo relativamente habitual ya para asegurar la localización y rescate— y durante varios días Salvamento Marítimo rastreó con insistencia la ruta probable de la barca para localizarla. Desde Dajla, en el Sáhara Occidental, varias personas habían confirmado su partida. No hubo suerte, no la localizaron. A los 21 se les dio por desaparecidos.
El buque mercante Sonansol Sambizanga surcaba el océano Atlántico de norte a sur cuando se encontró una embarcación, con varias personas a bordo. Ni pedían auxilio, según informaron trabajadores de la embarcación: “Estaban moribundos, como agachados”. Cuando atisbó a la patera, estaba a más de 250 millas al sur de Canarias. Ahora este buque se encuentra atracado en Gibraltar.
El mercante avisó a Salvamento Marítimo del hallazgo y se activó el protocolo para la llegada de una patera. Cruz Roja de Gran Canaria preparó su dispositivo, pero posteriormente, le comunicaron que la patera estaba tan lejos que iban a ser trasladados a El Hierro, la isla más occidental de las Canarias.
Un helicóptero procedió a un difícil rescate. Solo había 13 personas. El resto habían sido arrojadas al mar durante el trayecto tras fallecer. Fueron 10 días navegando, la mayoría a la deriva, y se agotaron la comida y la bebida, según han explicado varios de los supervivientes en el CIE.
En El Hierro finalmente se produjo una escala en la que fueron evacuadas cuatro personas que necesitaban atención inmediata. El resto fue llevado hasta el aeropuerto de Gran Canaria, donde aterrizó el Helimer 210 de Salvamento Marítimo. El estado de los supervivientes, tras 10 días en altamar, era deplorable. “No había ninguno inconsciente, pero cinco de ellos no podían caminar”, explica José Antonio Rodríguez, miembro de Cruz Roja que coordinó primera atención sanitaria. “Las quemaduras y erosiones del sol y del agua del mar eran tremendas”, explica. Una de las mujeres que llegaron fue trasladada al hospital, con un “posible embarazo”. El resto fue reanimado de la hipotermia y aguda deshidratación que tenían.
Varios días después llegaron al CIE, donde, según han explicado fuentes del Cuerpo Nacional de Policía, les fue suministrado un complejo vitamínico que rápidamente los revitalizó. Aún persisten las curas de las profundas erosiones y grandes quemaduras que tenían en diversas partes del cuerpo. Ahora mismo 11 de los 13 supervivientes están en el CIE de Barranco Seco. Entre ellos hay dos marroquíes, cuatro guineanos, un marfileño, un centroafricano y un gambiano, además de una mujer guineana. Sus nombres no han sido revelados. De los dos supervivientes que no están en Barranco Seco, uno se encuentra en el Hospital Insular, aquejado de pie de patera, una sensación perpetua de mareo. Otra de las supervivientes no consta ni en el CIE ni en el hospital.