¿Nuevo caso Alsasua en Castro Urdiales?: agreden a varios guardias civiles al grito de «zipayos»

, | 21 diciembre, 2023

Libertad Digital.- Los hechos ocurrieron la madrugada del pasado sábado 16 de diciembre. Cinco agentes de la Guardia Civil y otro de la Policía Nacional regresaban andando al Puesto Principal del Instituto Armado en Castro Urdiales (Cantabria), cuando fueron atacados por un grupo de jóvenes que fue a su encuentro al grito de «putos picoletos» y «zipayos». Varios de los agentes necesitaron asistencia médica y dos de ellos se encuentran ahora de baja.

Unos hechos que recuerdan a los acontecidos a mediados de octubre de 2016 en la localidad navarra de Alsasua, en la que un grupo conformado por una decena de batasunos agredió a dos agentes de la Guardia Civil que se encontraban en un bar con sus parejas. Los agresores sabían perfectamente que sus víctimas eran agentes de las Fuerzas de Seguridad y les agredieron, precisamente, por eso.

La primera información sobre este nuevo suceso fue publicada este miércoles por El Diario Montañés, que explica que los hechos se produjeron sobre las 4.30 horas del día 16 cuando los agentes regresaban de celebrar una cena de Navidad. Dos de ellos se quedaron descolgados del resto del grupo unos metros, mientras hablaban de forma distendida, cuando fueron atacados por un grupo de jóvenes que estaba en el bajo de un edificio próximo.

Los agresores golpearon con fuerza a los agentes, a los que calificaron durante el ataque de «putos picoletos» y «zipayos», un término de desprecio utilizado por el entorno de ETA contra las Fuerzas de Seguridad. Les dieron patadas y puñetazos. Incluso uno de los agresores se enrolló un cinturón en la mano, a modo de puño americano, para poder golpear con la hebilla de metal que tenía el cinturón.

Debido a los gritos, el resto de agentes que iba por delante se percató de los hechos y corrió en dirección al lugar de la agresión para socorrer a sus compañeros, además de dar aviso al cuartel de la Guardia Civil, que se encontraba a unos 200 metros del lugar del ataque. Uno de los agentes, incluso, se echó sobre el compañero que más paliza estaba recibiendo para protegerlo con su propio cuerpo.

La Guardia Civil detuvo in situ a dos de los agresores y consiguió arrestar también a otros dos que habían huido del escenario del salvaje ataque para esconderse en los bares de los bajos del edificio donde se encontraban antes de llevar a cabo la agresión. Los agentes agredidos tuvieron que ser atendidos por los servicios de emergencia. Uno tiene una fractura en la clavícula y otro en el tabique nasal.

El diario El Mundo publica este jueves nuevos datos que aparecen reflejados en la pieza que se ha abierta en el Juzgado de Instrucción número 2 de Castro Urdiales, cuyo juez dejó en libertad con cargos a los cuatro jóvenes -de entre 19 y 28 años- que fueron detenidos la noche de los hechos. En la misma ya se conoce que dos de los arrestados no son cántabros, sino que provienen de las localidades vascas de Portugalete y Sestao, situadas a una veintena de kilómetros. Los otros dos son vecinos de Castro Urdiales.

Sobre estos arrestados, explica también que se resistieron «activamente a su detención y los agentes tuvieron que usar la fuerza para poderle reducirles y engrilletarles». De igual modo, se explica que «de manera firme, terca y contumaz» continuaron oponiéndose a que los agentes que les detenían pudieron introducirlos en el coche patrulla de la Guardia Civil. A uno de los dos se le intervino una navaja de ocho centímetros.

Uno de los guardias civiles explicó en el juzgado que cuando regresaban al cuartel «un grupo de personas que al parecer reconocieron a algunos de los agentes como guardias civiles, comenzaron a proferir insultos y amenazas: ‘putos picoletos, sois unos putos perros. Os vamos a reventar’». Entonces, uno de los atacantes volvió al bar del que había salido y volvió con más gente. En ese momento «sintió un impacto muy fuerte en la cara, posiblemente con algún objeto contundente», que le provocó pérdida de conciencia.

Otro agente del Instituto Armado explicó ante el juez que inicialmente fueron insultados y amenazados por un grupo de cinco individuos, aunque posteriormente se unieron otros siete al grupo de personas que terminó agrediéndoles.

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