Las tres asociaciones gitanas de la ciudad denunciarán «este trato racista» ante el Defensor del Pueblo y en los tribunales
ANA B. HERNÁNDEZ. DIARIO HOY.- Mario Vargas Montes falleció sobre las siete de la tarde del lunes en el hospital a los 52 años. «Entonces contactamos con la aseguradora La Fe para que se hiciera cargo de los trámites, porque es con la que mi tío tenía contratado todo», explica su sobrino Antonio Montaño, portavoz además de las tres asociaciones gitanas de Plasencia y directivo de la agrupación vecinal de Gabriel y Galán.
«La funeraria a la que llamó la aseguradora vino al hospital para trasladar a mi tío y contactó con el tanatorio San Lázaro para llevar el cadáver», continúa Montaño. Por eso, antes de que llegara hasta esta instalación, ubicada en la carretera del cementerio, «muchos de los familiares fueron ya al tanatorio, para esperar allí al coche fúnebre». Fue en este momento, reconoce tanto el sobrino del fallecido como el propio gerente del tanatorio San Lázaro, cuando éste conoció que el difunto era gitano.
«En este momento comenzó a cerrar la instalación y les dijo a mis familiares que no quería allí gitanos, que liamos mucho follón», afirma Antonio Montaño.
«La funeraria con la que contactamos nosotros pidió una sala al tanatorio San Lázaro y, efectivamente, el problema vino cuando se les negó porque se trataba de gitanos», corrobora Aurora Montemayor, de la aseguradora La Fe.
«Cuando llegaron los familiares les ofrecí un espacio de la instalación que está en la parte de atrás del tanatorio y al que se accede por una puerta lateral; pero se negaron a que fuera esta sala y por eso solicitaron otro tanatorio», señala por su parte el gerente de San Lázaro. También que con él nadie de la aseguradora se puso en contacto.
De hecho, lo que hizo La fe, según explicó ayer Aurora Montemayor, fue contactar con otra funeraria y con otro tanatorio al que, finalmente, «sobre las doce de la noche llevaron a mi tío; es el que está más próximo al cementerio, donde le aceptaron y nos han permitido velarle», declara el sobrino.
El gerente del tanatorio asegura que los familiares del difunto rechazaron el espacio que les ofreció
Sobre el mediodía de ayer la indignación crecía en un colectivo al que pertenecen más de 1.500 vecinos de la ciudad, precisamente cuando velaban el cadáver de Mario Vargas y la noticia sobre lo sucedido iba conociéndose.
«No se puede consentir que en pleno siglo XXI pasen estas cosas, que haya estos comportamientos racistas, que un tanatorio nos niegue una sala solo porque somos gitanos», resume Antonio Montaño.
«Esto no va a quedar así, no lo vamos a permitir y, por eso, vamos a denunciar este trato racista, el que hemos recibido porque somos gitanos, tanto al Defensor del Pueblo como en los tribunales», anuncia el presidente de la Asociación Gitana de Plasencia, Juan Vázquez. Aclara, por último, que «el espacio que nos ofreció el tanatorio San Lázaro no tiene apenas capacidad, nos teníamos que quedar en la calle, y consideramos que tenemos derecho al mismo trato que cualquiera; por eso, no vamos a olvidar lo que ha ocurrido, lo vamos a denunciar», zanja el máximo representante del colectivo gitano en la ciudad.