Levante-EMV.- Por esta agresión sexual también se está juzgando a dos adultos que se enfrentan a 22 años de cárcel cada uno
«No sé si he violado a una chica», esta estremecedora declaración pertenece a uno de los menores condenados por una violación grupal perpetrada el 9 de julio de 2020 en una urbanización del Puig. Por esta agresión sexual fueron acusados cuatro jóvenes, dos de ellos menores de edad en el momento de los hechos y otros dos adultos. Los dos adultos, P. L.T y J. S. L., están siendo encausados por la sección 3ª de la Audiencia Provincial de Valencia y ahora se ha conocido que los dos menores ya han sido condenados.
Según ha podido saber Levante-EMV, los dos menores, que en la actualidad superan los 18 años, fueron juzgados y sentenciados a cinco años de internamiento en un centro de menores por esta agresión sexual en grupo. La pena se dividió en dos periodos, dos años de internamiento efectivo y tres de libertad vigilada. Sin embargo, los menores no han llegado a entrar en en ningún centro ya que los dos años de internamiento han quedado conmutados por libertad vigilada, por lo que el total de la condena es cinco años en esta condición. Para gozar de este beneficio, los menores no deben delinquir en ese periodo de tiempo y además, cumplir la orden de alejamiento que tienen impuesta sobre la víctima que también era menor.
Ahora, la 3ª Sección de la Audiencia Provincial de Valencia juzga a los mayores de edad a los que la Fiscalía pide 22 años de cárcel a cada uno por los delitos de abusos sexuales a menor de 16 años y de inducción a la comisión de este delito.
«No sé si he violado a una chica»
Ayer, segundo día de juicio de los adultos implicados, fue el turno de las testificales. Ante el Tribunal prestaron declaración varios amigos y conocidos tanto de la víctima como de los presuntos agresores, así como uno de los menores condenados y la madre de la menor agredida.
Uno de los testimonios más esclarecedores fue el ofrecido por un joven conocido de los agresores y que habló con uno de los menores esa misma noche después de que se produjera la agresión en la azotea de uno de los edificios de la urbanización.
«Esa frase se me quedó grabada a fuego. Nos dijo: ‘No sé si he violado a una chica», rememoró el testigo. Según explicó a preguntas de la fiscal y los letrados, esa noche este joven se encontraba cenando con un grupo de amigos. Alrededor de las 2.00 horas del 9 de julio uno de los menores condenados se unió a la mesa y comenzó a contarles lo que, supuestamente, había sucedido.
El violador les reconoció que esa misma noche había estado con los otros tres acusados puesto que son de la misma pandilla. Él había quedado con la víctima ‘para liarse’ y, según les contó, la menor se presentó «muy borracha» porque venía de un botellón y había bebido. «Nos dijo que la estuvieron cuidando y que la llevaron a una fuente para refrescarla» con la intención de que se le pasaran los efectos del alcohol.
En la terraza de los apartamentos
Después, según recuerda el testigo, el menor les explicó que él y la víctima subieron a la terraza de uno de los edificios seguidos por el resto de los implicados. Una vez en la oscura azotea, los mayores de edad comenzaron a provocarle para que tuviera sexo con ella pese a que la chica se encontraba muy perjudicada por el alcohol. «Nos dijo que los otros habían subido para mirar y que empezaron a animarles», porque después de que este primer menor abusara de la joven en un rincón de la terraza llegando a tener acceso carnal, los dos encausados indujeron al segundo menor para que también abusara de la chica con expresiones como: «Si yo fuera tú, lo haría» o «Si ella fuera mayor, nosotros lo haríamos». Y lo hizo. Este otro menor agredió sexualmente a la víctima.
Cuando el menor terminó de contar al grupo lo que había sucedido esa noche empezó a ser consciente de lo que había hecho: «No sé si he violado a una chica, porque ella estaba borracha».
«Yo le dije que eso que había contado era una barbaridad», manifestó el testigo, tanto fue así, que el grupo de amigos acabó recogiendo la mesa y yéndose a casa antes de lo previsto por la conmoción que les provocó el estremecedor relato que acababan de escuchar.
Intentos de suicidio
La madre de la víctima narró durante su turno testifical el drama y la angustia que ha sufrido la joven tras este episodio. Tanto es así, que la víctima «no soporta que le toquen el brazo» porque le recuerda a cuando en la noche de la agresión, J.S.L. la agarraba mientras decía «Qué buena estás» y les insistía a los menores en que aprovecharan para «follársela» porque «no se entera de nada».
Con la voz entrecortada, la mujer narró el periplo de psicólogos y psiquiatras en el que se encuentra envuelta la joven que ha estado internada en dos centros especializados. Como respuesta a la pregunta del abogado de la acusación particular, Rafael Iniesta, la testigo confirmó que su hija ha tenido varios intentos de suicidio, pesadillas y un trastorno radical de su vida diaria. «Tenemos contratado un cuidador psicólogo porque no se puede quedar sola. Apenas sale de casa, tiene ataques de ansiedad y sigue sufriendo pesadillas tres años después», lamentaba la mujer.
Este jueves se ha vuelto a retomar el juicio en el que han testificado las médicas forenses del Instituto de Medicina Legal de Valencia, así como otros peritos de parte. La sesión ha quedado aplazada para final de este mes cuando se podrá escuchar el testimonio de la víctima que fue grabado en la Cámara Gessell y que se reproducirá en la Sala para evitar la declaración presencial de la víctima y su revictimización.